Ultimátum Omega

Divorcio

Había pasado un par de semanas desde la última vez que piso su departamento y no pudo evitar el amargo sabor de su boca al ver aquel lugar que significo tanto para él ahora tan vacío e impersonal, la mayoría del mobiliario seguía tal cual lo recordaba pero eran las paredes exentas de cuadros y fotografías, las grandes ventanas que bañaban de luz y calor sus plantas ahora sin ningún brote verde que impidiera la visión hacia el parque de enfrente o la encimera de la cocina sin su particular arrocera o la vajilla estilo japonesa que había comprado por internet lo que denotaba que faltaba algo. Faltaba él.

La nostalgia lo invadió por un segundo, pero por más que pudiese extrañar su antiguo hogar nada volvería a hacer que se sintiera seguro dentro de aquellas paredes, no después de como lo habían profanado tantos alfas aquella ocasión en la que Feltsman invadió su espacio con una clara amenaza.

Por esa misma razón era que se encontraba tan incómodo evitando soltar sus feromonas en el mismo espacio donde tiempo atrás inundaba con el olor a cerezos cada espacio para hacerlo suyos, rentar el departamento por ahora no respondía a otra razón que la obtención de liquidez necesaria para pagar los gastos que generará el embarazo (o al menos eso era lo que se decía a sí mismo) y nada tenía que ver con la incomodidad que estar solo en aquel lugar le generaba.

Llevaba menos de 10 minutos y ya no aguantaba la necesidad de alejarse de ahí, por eso mismo cundo el intercomunicador anunciaba la llegada de la persona que esperaba prácticamente corrió a indicar que le permitieran el acceso. Unos instantes después una mujer alta, de porte serio e inusualmente intimidante para una omega lo saludo con una leve inquinarían de cabeza.

El recorrido por el departamento fue rápido, aunque Lilia como la omega pidió que le llamara se retrasaba de vez en cuando observando la estructura del departamento o comentando algunos detalles de mantenimiento en la pintura o los muebles, la charla se mantuvo neutral y tan amena como dos desconocidos podían mantenerla más Yuuri no pudo evitar tensarse cuando la mujer mayor hacía referencias a lo bien cuidado que estaba todo a pesar de ser un omega joven que seguramente tendría un par de cachorros como el que llevaba en el vientre, cuando Yuuri le aclaro que ese era su primer embarazo Lilia solo alzo una de sus cejas a modo de reconocimiento, no pudo evitar sentir que le estaba juzgando.

Veinte minutos más tarde de la hora citada ambos estaban listos para firmar un contrato de arrendamiento en el que la mujer se comprometía a cuidar y mantener el departamento tal cual se lo entregaba además de estar al corriente con las facturas, así como las cuotas de mantenimiento.

- Sería momento de que le comunicaras a tu alfa que estamos listos para firmar el contrato ¿Cuánto crees que demore en llegar? Tengo una cita en una hora.

- No será necesario, el dueño del departamento soy yo por lo que no necesitamos esperar a nadie más, si está segura de rentar este espacio por favor acompáñeme a la cocina ahí he dejado los documentos pertinentes- pidió Yuuri con gesto serio mientras señalaba el camino y se hacía a un lado para permitir que la mujer saliera de la habitación para visitas. Esta muestra del inmobiliario lo estaba cansando más de lo esperado.

- ¿Tu marido te permitió quedar como titular del inmueble? Eso sí que es una sorpresa, supongo que fue un regalo maravilloso- Lilia no despego la vista del cuerpo más pequeño del omega, notando como su cuerpo se ponía cada vez más rígido a la vez que solaba comentarios que podían pasar por normales pero que para personas como ellos sonaban a ofensas veladas. Este chico en verdad era todo lo que Víctor le había contado, muy bonito pero era evidente de que no la estaba pasando bien sin el idiota de su ahijado. Las ojeras estaban muy marcadas y las mejillas delgadas no se parecían en nada a las fotografías que el peli plata le había mostrado, pero lejos de mostrar cualquier duda su porte y confianza crecía ante cada pulla que lanzaba.