Contrato

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Lilia nunca se había sentido responsable por ningún cachorro antes como lo hizo con Víctor, el pequeño se veía tan desbastado cuando lo conoció que de inmediato movió un cumulo de sentimientos en su corazón que había permanecido bloqueado desde que se dio cuenta que jamás obtendría el amor de su destinado.

Darse cuenta que el repentino interés de Yakov por adoptar a un pequeño que no tardaría en quedar completamente huérfano se debía únicamente a que el cachorro era el hijo legítimo de la mujer que había robado el corazón del alfa, fue un duro golpe no solo a su lazo sino también a su orgullo como mujer y como omega. Sintió rencor, claro, pero una visita al hospital en que el padre omega de Víctor estaba internado basto para aclarar su mente y culpar únicamente al verdadero responsable de toda la amargura que se acumulaba en su cuerpo.

Yakov.

El alfa no había sido honesto desde un inicio, le hizo creer que tenía un genuino interés en ella derivado del vínculo que los atrapaba a ambos en una vorágine de instintos, necesidad y deseos; se casó aun con la firme creencia de que con el tiempo y cuidado el amor florecería entre ambos. Hasta que en una de las fiestas burocráticas a las que tanto evitaba ir y ahora asistía porque era la esposa de un prometedor agente de seguridad reconocido por el entonces Ministro de Seguridad de Moscú, se enteró del anterior compromiso de su esposo con la hija de una de las familias más reconocidas de la alta sociedad de Moscú, Aleksandra Nikiforova amiga de la infancia de Yakov y quien había roto su compromiso cuando había encontrado a su omega en la misma fiesta donde anunciarían formalmente su futuro enlace, fue un escándalo tanto para el alfa abandonado como para la familia de Aleksandra porque la misma se había negado a rebajar a su compañero destinado al grado de amante y lo había reclamado ahí mismo frente todos los asistentes.

En medio de sonrisas fingidas se despidió de las mujeres que le habían contado todo eso con el claro propósito de causarle daño, más Lilia no era cualquier omega insegura de sí misma, todo aquello había pasado incluso antes de que Yakov y ella se conocieran. Si el alfa había estado enamorada de aquella mujer eso había quedado en el pasado desde que sus destinos se cruzaran y ahora que ambos esperaban su primer cachorro solo felicidad les esperaba en el horizonte. Así lo creyó, cuando un par de meses después en medio de una acalorada discusión que el pelinegro mantenía en su despacho con un hombre al que no conocía se enteró de que su esposo seguía buscando a la que había sido su prometida. La impresión fue tal que termino en una ambulancia y en el trayecto al hospital perdió al bebe.

La respuesta a su reclamo no fue mejor, Yakov acepto que seguía buscando a la peliplateada porque aún estaba enamorado de ella y que los únicos cachorros que le interesaban eran los que saldrían del vientre de Aleksandra. Aquella noche el vínculo se rompió y su omega se negó a ser tocada por un ser tan despreciable ante sus ojos.

Por eso cuando años después el alfa aparecía con la intensión de adoptar a un niño de once años que estaba a punto de quedar huérfano, Lilia no pudo más que sorprenderse, en todo ese tiempo el ahora comandante de sector no había mostrado interés en tener un heredero mucho menos en la adopción y cuando al fin ella acepto conocer al niño fueron evidentes las intenciones del hombre pues el pequeño era el fiel retrato de su madre, con los delicados cabellos plateados, la piel nivea y esa sonrisa de corazón que ahora estaba enmarcada con arugas de tristeza.

Se negó en un principio, nada bueno podía salir de la obsesión del alfa. Una charla con el omega postrado en la cama y la sentida petición de una madre de proteger a su cachorro la convenció de que la única manera de cuidar al niño de Yakov era precisamente manteniéndole cerca, pero no hubo adopción.

Cuando Víctor llegó a su casa trato de ser la madre que el chico necesitaba, aunque sus instintos maternales murieron en aquella ambulancia junto al cachorro que había estado esperando. De cualquier forma, cree haber hecho un buen trabajo si el alfa frente a ella está dispuesto a reconocer que necesita la ayuda de una omega, en lugar de exigir y tratar de resolver todo por su cuenta como lo harían los demás alfas obcecados de Rusia.

Ultimátum OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora