Cuatro días con el Rey

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JJ tenía una extraña manía, le gustaba tocar a la gente. No en el mal sentido de la palabra, en realidad se trataba más de una costumbre americana porque no pasaba más de 20 minutos cuando volvía a invadir el espacio personal de todos los integrantes de la casa. Yuri ya lo odiaba, el arisco adolescente de por sí no era muy propenso al contacto físico y JJ tuvo la mala idea de recargarse en el rubio como si descansara el cuerpo sobre el en más de una ocasión con lo que provocaba una sarta de insultos en su contra a lo que solo respondía sonriendo y acariciando la cabeza del chico como si fuese un gatito.

Ver al chico salir de la habitación con el rostro tan rojo como una cereza de pura rabia se estaba volviendo más común de lo que le gustaría. El por su parte no sabía muy bien como sentirse, el contacto físico parecía ser parte de la estrategia de convivencia del canadiense y si bien Yuuri estaba consciente de que forzosamente compartiría más que abrazos y palmadas con el pelinegro, no se sentía del todo a gusto.

Los besos de bienvenida eran otra cosa, se supone que en esos días de prueba compartiría unos cuantos besos para ver si su omega respondía positivamente a las feromonas de los candidatos, pero lo besos de JJ eran demasiado pasionales para su gusto. No que le desagradaran, en más de una ocasión terminó por corresponder el beso para unos segundos después correr al retrete más cercano y devolver lo poco que su sistema lograba ingerir y eso era precisamente lo que no quería, que su omega se negara a la administración de feromonas ajenas porque interpretara en esos pocos besos que estaba traicionando a su alfa y entonces sí no le quedaría más que regresar con Víctor.

Aunque el alfa trataba de disculparse y controlaba sus acciones por un tiempo su forma de ser era la misma al cabo de un rato. Era diferente a lo que estaba acostumbrado, en los primeros dos días fue claro para todos que JJ trataba de integrarse a las dinámicas familiares, ayudaba a Nikolai a preparar la comida cuando llegaba esperando a que el omega terminara de trabajar para recibirlo al pie de las escaleras y darle un beso de bienvenida como si en verdad llegara a casa y no bajara de su habitación.

Cuando Yurio llegaba del instituto lo recibía con un dulce cual si fuera niño pequeño, provocando la rabia del rubio desde el primer instante, lo más notable es que no perdía de vista a su cliente más de dos segundos por lo que ayudaba en cualquier cosa, aunque no fuera necesario. Termino haciendo la colada mientras el omega comía helado de vainilla sentado en el sofá viejo que sacaron de la sala (mismo que había ayudado a bajar), fingió no ver la vergüenza del omega cuando por accidente uno de sus bóxer cayo fuera de la lavadora más Yuuri no pudo evitar atragantarse cuando el alfa lo levanto y extendió frente a él, "son lindos" dijo mientras los echaba nuevamente a la máquina.

Para el tercer día también se hizo evidente que JJ estaba por demás acostumbrado a dar órdenes y no preguntar por la opinión del omega ni siquiera en cosas que le afectaban directamente, el ejemplo más evidente fue esa misma tarde cuando Yuuri llegaba después reunirse con una joven pareja que estaba interesada en rentar su departamento. El pelinegro apenas llegó se encamino hacia la nevera en busca de uno de esos panqueques de chocolate fríos súper empalagosos que tanto le gustaban y le aliviaban el estrés, más cuando estaba a punto de llevárselo a la boca el alfa se lo había arrebatado de las manos diciéndole que no era saludable para su estado que comiera tanta azúcar antes de la comida y con el más grande descaro del mundo se lo llevó a la boca desapareciéndolo en mor mordidas. Impactado con la acción Yuuri no supo qué hacer si ponerse a llorar porque ese había sido el último panque de la despensa o indignarse por el atrevimiento del alfa, al final le gano el enojo ¿Quién se creía ese alfa que era para a atreverse a decidir lo que podía o no comer y a qué hora lo hacía? La molestia le duro tanto que a la hora para la hora de la comida se había encerrado en su habitación con un plato de ensalada y mucho aderezo (generalmente no le pondría tanto, pero JJ se había a atrevido a ordenarle que no comiera aderezos procesados así que mirando con el ceño fruncido al más alto y con el silencioso asombro de los demás comensales termino por casi vaciar la botella en su ensalada y salir de la cocina echando humo) que no termino de comerse porque en realidad era mucho y no aguanto las arcadas con el primer bocado. Para el anochecer no le quedo de otra que hablar las cosas con él, le aclaro con palabras amables pero un tono firme, que no había contratado los servicios de la agencia para que le controlaran su vida ni le dieran las ordenes que no le había dado ni su destinado. JJ se disculpó por su comportamiento argumentando que en la mayoría de los omegas con los que había trabajado esa era la dinámica pero que lamentaba haberse comportado de ese modo y que su proceder lo hubiera incomodado y que le agradaba por fin encontrarse con un omega que sabía lo que quería como los americanos. Al final lo abrazo tan fuerte que Yuuri sintió la falta de aire producto del contacto y la sorpresa.

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