Capitulo 7 - ¿Qué te pasó?

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Un descanso de quince minutos cada tres horas no era lo mejor ciertamente. Bostece y tome otra bocanada de humo, hacia mucho frío, pero el cielo estaba despejado y las estrellas se encontraban maravillosamente. Apoye la cabeza contra la pared detrás de mi, se supone que mañana debería tomar clases con la señorita Calle, me pregunto si ella sabrá sobre mi suspensión o por lo menos que pensara de ella. Suspire de nueva cuenta y mire el cigarrillo.

- Hey perra - me di la vuelta pero lo único que vi fue la parte trasera de una mano y luego el duro cemento.

Abrí los ojos y trate de levantarme, pero sentí una patada en mi estomago, "Dios ya no podía ni siquiera respirar", recibí una bofetada en la cara y reconocí las voces que escuché. Abrí los ojos por segunda vez y la cara de imbécil de Roy y los otros dos se veía poco iluminada por unas pocas luces que había por hay.

- No te muevas - escuché y patee y golpee algo con el pie, oí un improperio y vi al otro chico en el suelo agarrándose la entrepierna.

- ¡Puta! - grito y sentí otra bofetada, se sentó en cima de mi para bloquear mis piernas. Deslizo sus manos entre los dos para desabrochar su cinturón y tratar de quitar el mío. Mis ojos se abrieron de para en par y caí al suelo cuando sentí su puño en mi rostro, "Dios no podía ver nada". Sentí mis hombros es el asfalto y trate de levantarme - puta abajo, ahora viene el postre - dijo y escuche a alguien bajándose los pantalones.

- Oh, mierda - exclamo uno de ellos al tocar un poco mi entrepierna pero logre darle un cabezazo.

- ¡Mierda! vámonos de aquí.

- ¡Hijos de puta! - alguien grito. Volví a tratar de levantarme y la palma de mi mano tocó algo húmedo - ¡Poché! Poché, por amor de Dios, ¿estas bien? Dios mío - escuche y supe que era Jack, sentí como me levantaba para ayudarme a caminar. Dios mi rostro palpitaba, no había nada de mi cuerpo que no me doliera - todo ira bien, no te preocupes.

(...)

- Oh, mierda - exclame cuando sacudí la mano alrededor del encendedor por tercera vez, no podía conseguir que mis manos dejaran de temblar.

- Para, te ayudo yo - dijo Paula.

-Yo no necesito tu ayuda para encender un cigarrillo de mierda - gruñí y ella dio un paso atrás. Dios no lo podía soportar, odiaba esas malditas miradas que me lanzaban todos. En el cuarto intento logré encender el cigarrillo, guarde el encendedor en mi bolsillo, pero mi mano no dejaba de temblar - ¿as terminado de mirarme como si fuera una leprosa? - le dije y ella seguía mirándole.

- ¿Por que no nos dices quien te ha reducido a este estado? - preguntó Juana mientras acercaba su rostro al mío. Chasquee los labios, mala idea, aun me dolía.

- Pendejos, esos es todo - respondí y Juana levanto la vista al cielo para después sentarse en el banco. Tiré el cigarrillo, un tiro largo, para después cerrar los ojos mientras me apoyaba en la valla. Oí el zumbido de los estudiantes y el agudo sonido de la campana.

- Alcatraz llama - dijo paula y yo sonreí.

- Valla, acabó esto.

Vi el resto del jardín vaciarse lentamente, cunando un frenazo brusco me llamo la atención asta el aparcamiento. Desde un viejo Volkswagen marrón, horrible, en realidad, una pequeña figura salió con entusiasmo. Reconocí de inmediato a la señorita Calle, ella cerró la puerta de una patada y se ocupó de no bloquear el choche mientras corría hacia la escuela, no pude evitar no sonreír ante lo adorable que se veía. Lastima que solo unos pocos metros de la puerta la señorita calle me vio.

- ¡Oh Dios mío! - exclamó y yo fruncí el seño, suspire y la señorita Calle ya estaba a unos metros de mi - Dios mío - dijo y yo tome el cigarrillo de mis labios por educación, "¿Por educación? ¿de verdad? oh Jesús" . Cuando estuvo a solo un metro de mi por alguna extraña razón estaba bastante nerviosa - Dios mío Garzón, ¿Qué te paso? - pregunto y su mano cubrió su boca. Trate de sonreír con arrogancia, pero lo único que me salió fue una mueca de dolor al sentir mi labio partido de nuevo, "wow, que genia", me lleve la mano a la boca y vi la sangre en mis dedos.

- Oh, mierda - susurre en voz baja y la profesora saco un paquete de pañuelos de su bolso y yo me aclare la garganta - um gracias, vas a llegar tarde - dije secándome los labios y los ojos avellana de la señorita Calle siguieron mis movimientos como si estuviera hipnotizada.

- Ah... si - murmuro dando un paso hacia atrás. Nos miramos por unos segundo, la señorita calle puso un pie en la puerta, pero antes de continuar dijo - no esta suspendida, señorita Garzón, al menos no en los días de mis lecciones - dijo y sonreí, esa sonrisa tonta que no podía controlar.

(...)

Bostece de forma espectacular, cuando un libro golpeo directamente en mi cabeza haciéndome saltar.

- Auch - exclame tocándome la cabeza y algunos estudiantes reían en voz baja.

La señorita Calle me miro y después siguió leyendo en voz alta el paisaje del poema. Me frote mi cabeza con la mano y puse mala cara, apoye mi cabeza en la palma de mi mano y mire a Miss calle moverse lentamente entre los bancos. Mis ojos cayeron sobre las delicadas formas de sus caderas envueltas en la falda verde, a continuación, a lo largo de su vientre, y cada vez mas a los pliegues de esa blusa que dejo en su pecho, y subieron a los labios, que eran de color rojo y demasiado perfectos.

- Bueno ¿alguien entendió nada de lo que he leído? - pregunto y la clase se echo a reír mientras yo solo suspire.

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Gracias por su apoyo, espero sus comentarios, me gustaría saber que piensan de esta historia y si les está gustando, asta el próximo capitulo.

Eres la cura de mi tormento, ( Caché G!p.) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora