Capitulo 15 - La feria.

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Verti la segunda cucharada de azúcar en la taza, mientras la admiraba disolverse en el té caliente. Mezcle suavemente y me fui de nuevo a la sala, donde la señorita Calle estaba sentada en el sofá, envuelta en una manta

Nos habíamos quedado en el techo de la casa casi quince minutos mientras la abrazaba y ella lloraba. Aún no conocía el motivo de sus lágrimas, pero eso no impedía que tuviera una preocupación dentro de mi. La observé unos segundos y después le entregué la taza.

- Gracias - la señorita Calle sonrió ligeramente. Viéndome con su rostro todavía desecho por la lágrimas, aunque secas. Tomó un sorbo y suspiro agradecida.

- ¿Te sientes mejor? - pregunté. Quería preguntarle lo que había pasado, y por un par de revistas, al parecer, podrían dar lugar a una reacción de este tipo. La profesora asintió con la cabeza mirando el líquido en la taza.

- Lo siento, no era mi intención hacerte sentir incomoda era.... - resoplo - totalmente inesperado - pauso un momento - y inapropiado - dijo y yo sacudí la cabeza en negativa.

- No, no te preocupes - la señorita Calle me dió una sonrisa triste y tomó otro sorbo. Me quedé mirando las escaleras asta el primer piso y le pregunté - si quieres que me quede aquí contigo....

- No, no es necesario. Puedes seguir adelante en tu trabajo que yo.... Yo solo necesito descansar un poco - dijo asentí con la cabeza.

- Okay. Llámeme si necesita algo, cualquier cosa - ella asintió de nuevo mientras susurraba un agradecimiento.

Cuando terminé con mi trabajo, baje las escaleras y entre en la sala de estar. La señorita Calle dormía acurrucada sobre si misma, tumbada en el sofá.

Sonreí, pero sabía que mi sonrisa era triste y un poco melancólica.

Me incline hacia ella y desenrede la manta que casi se caía en el suelo. Me incline y retire sus gafas, poniéndolos en la mesa.

"Hermosa....".

Dejé un post-it en la mesa de la cocina. Y salí para después irme a mi casa.

(...)

Juana me entregó un cigarrillo, pero negué con la cabeza, no tenía ganas de fumar en este momento.

- ¿Me puedes decir que demonios te pasa? Te quedas ahí.... Con esa carita triste - dice Juana.

- Déjala en paz, Juana. Poché está en el mundo de los suelos ahora - no respondí a ninguna de ellas.

Esa noche solo podía logras ver la multitud y tener la esperanza de ver de la nada un par de gafas demaciado grandes y esa sonrisa que rondaba mis noches.

Cada vez que estaba cerca de su perfume, el olor, cada vez que la tenía cerca ese olor se me marcaba como si se hubiese mantenido conmigo durante semanas. Como una quemadura de sol.

Cerré los ojos y suspiré profundamente. El olor de los Hot Dog's, palomitas de maíz y caramelos llenó el aire. Pero si lo intentaba casi podía oler el olor de vainilla y fruta, que ahora dibujó una sonrisa en mi rostro.

- Oh, Dios mío, no puedo creerlo - la voz de Paula me despertó bruscamente de mis pensamientos.

- ¿Que? - pregunté preocupada de que algo anduviera mal. Paula suspiro y señaló con la mano detrás de mi.

Me di la vuelta y..... Ella estaba allí.

La señorita Calle estaba caminando a través de la multitud, mirando a su alrededor y sonriendo a un par de niños que corrían riendo y saltando.

Estaba sola, así que me levanté sin pensarlo dos veces.

- Me tengo que ir.

- Si, si.... - Paula señaló mi camino. Cómo si me hubiera dado su bendición y Juana comenzó a quejarse.

Eres la cura de mi tormento, ( Caché G!p.) Where stories live. Discover now