Capitulo 14. Pequeña en mis brazos.

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Golpeé la puerta desgastada que tenía frente a mi.

- ¿Quien es? - ladró una fuerte voz en el interior.

- Garzón - respondí y la puerta se abrió y un hocico sucio y sudoroso apareció ante mi.

- Espero que estés aquí con mi dinero o te juro que.... - puse los dólares en su mano y el gruñó - si te atreves a retrasarte juro por Dios que encontraras todas tus cosas por la ventana. En la basura - dijo y contuve el aliento.

- Si, señor.

El gruñó y de nuevo cerró la puerta.

(...)

- ¿Estás bien con el alquiler? - Miss Calle me entregó un vaso de agua y yo me quite uno de los guantes y asentí con la cabeza.

- Si, Jerry es un gran imbécil - dije y la señorita Calle asintió levantando una ceja.

- Si, ya veo - señaló las herramientas de trabajo en un rincón - ¿Y estos? ¿Están bien? - pregunté y yo me termine el vaso de agua.

- Si, aunque también as comprado más cosas.

- Prefiero mantenerme preparada.

La señorita Calle sonrió y la ví marcharse de nuevo.

"Woah”.

(...)

- Poché.....

- ¿Eh? - me volví distraídamente y Paula me estaba mirando.

- Ya basta.

- ¿Que?

- Te vez como una idiota - dice y yo me senté.

- Yo.... Yo no la estoy mirando, yo estaba pensando - dije y Paula asintió con la cabeza.

- ¿En qué? ¿En una película porno? No, en serio Poché, eww, ojos grandes, sonrisa de mierda y.... Bueno, eso es todo. Solo eso - dijo y yo estiré mi cuello para ver a la señorita Calle entrar en la sala de profesores - Poché. No. Bueno. Mierda - dijo y me aparté.

- Oh cállate, tengo todo bajo control - dije y Paula suspiro escéptica.

- Si, alguien podría caer en el suelo en el rastro de babas que llevas.

- Oh, vamos.... Me encanta. Eso es todo - dije y Pau negó con la cabeza.

- Si, eso es todo - me coloque la mochila en el hombro y comencé a Caminar asta mi clase - Juana me preguntó si el sábado por la noche.... Ya sabes que....

Mire hacía arriba y Vi a la señorita Calle fuera de la sala de profesores. Dió un paso arreglando las cartas en sus brazos y cuando levanto La vista me encontré con su sonrisa y se me escapó un suspiro.

- No, yo no voy

(...)

- Destornillador - extendí la mano y el destornillador se hizo esperar en la palma de mi mano. Empecé a apretar, pero era el equivocado y sonreí, inclinándome un poco hacia adelante - No, es este, el que tiene la punta de estrella.

- Oh, lo siento - La señorita Calle parecía confundida y yo me reí - está bien, espera.

- ¿Por qué nunca lo reparo? - pregunté y ella solo se encongió de hombros.

- No me gusta pedirle aún hombre que me ayude, son pretenciosos y me tratan como una tonta.

- Si dices que los hombres te tratas como una idiota ¿Por qué no aprendes hacer estos trabajos? - ella se encongió de hombros.

- No se, nunca he tenido a nadie que me enseñe estás cosas.

- Yo tampoco, pero puedes aprender por necesidad - le dije y ella solo me mira.

- Me puedes enseñar - me reí y levanté una ceja.

- ¿La estudiante que enseña a su profesora? Espero una ( A ) al final del año, entonces.

- Pensé que la escuela no te importaba - murmuró la señorita Calle mirándome profundamente. Me aclare la garganta, tomé los tornillos y un destornillador entregandocelos a ella.

- Toma este - la señorita Calle parpadeo, pero los llevo de todos modos.

- ¿Que tengo que hacer?

- ¿Quieres que te enseñe? Así que, vamos a empezar de esta manera - La señorita Calle parecía aterrorizada. Miro la puerta y el destornillador sobre la mesa como si fueran monstros en busca de su sangre - profesora, solo tiene que apretar un par de tornillos, eso es todo - le tomo la mano y le aprieto la palma de su mano en el mango, y girar con los dedos.

- Está bien - Miss Calle negó con la lengua entre sus labios. Me aleje un poco ya que estábamos demaciado cerca y eso no sería bueno para mí.... Finalmente comenzó a girar el tornillo y yo sonreí.

- ¿Ves? No fue difícil.

- Oh, si lo fue - comenta y yo río.

- No, no lo era. Ahora puedes poner los otros dos - le entregué la última bisagra y los dos tornillos con una sonrisa..... Ya que la señorita Calle se veía desesperada - ¿Quieres mi opinión?

- Dila

- Creo que eres solo perezosa.

- ¿Que? - la mandíbula de la señorita Calle cayó mientras me observaba y asentí.

- Si, perezosa. Bueno, yo estoy aqui. Yo estoy tratando de enseñarte a cuidar de ti misma y tú.... - no terminé ya que el teléfono sonó en ese momento haciéndome salta y la señorita Calle sonrió.

- Tal vez no soy capaz de hacerlo. De lo contrario no te iba a necesitar - dijo y se fue a tomar la llamada.

Y yo solo me quedé mirando aún punto vacío.

(...)

Los ojos del profesor Simpson se encontraron con los míos, mire el papel y leí las preguntas. Bostece y me cruce de brazos, inclinándome hacía atrás en mi silla

El profesor dió luz verde.

Mire aun punto vacío en el tablero antes de que mis ojos se pusieran de nuevo en la prueba. Mis dedos temblaron un poco en mi chaqueta de cuero. Pasé diez minutos mirando los cinco papeles en mi escritorio. Cogí un bolígrafo de mi bolso y comencé a escribir.

“Pregunta 1”.

(...)

- ¿Dónde puedo poner esto? - pregunto levantando una caja. La señorita Calle la abrió comprobando el interior. Había un montón de revistas, seminarios viejos.

- Yo... Ponlo allá - su voz estaba rota, pero no dije nada he hize lo que había dicho.

La señorita Calle trato de arrastrar un viejo armario  demaciado pesado para ella, la ayude a empujarla aun lado, revelando una puerta oculta en el ático. La seguí hasta una escalera de metal y ayude a abrir un pozo de registro oxidado. La luz de día nos deslumbró, aunque el cielo estaba gris.

- Bueno - su voz sonaba ronca y baja - podrías recoger todo en una bolsa y..... - ella tosió ligeramente y se eenderezó y yo di un paso más cerca.

- Señorita, ¿Se siente bien?

- Yo... Si... Si - pero su voz finalmente se rompió y comenzó a llorar. Yo no sabía que hacer - Oh, lo  siento. No es nada.... No es .... - intento decir pero eso solo empeoró la situación.

Me acerque tímidamente a ella, colocando una mano en el hombro de la señorita Calle. Pero ella me tomo por la camisa atrayéndome hacía ella, sofocando su rostro en mi pecho y yo me quedé sin aliento. Me sentía completamente desorientada he incapaz de reaccionar. La envolví cuidadosamente en mis brazos alrededor de sus hombros y la abrace suavemente. La señorita Calle no dijo nada, solo se aferraba más a mi sin dejar de llorar

“Dios, era tan pequeña en mis brazos”.

Eres la cura de mi tormento, ( Caché G!p.) Where stories live. Discover now