Encuentros - 004

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Afortunadamente, el silencio incómodo pero siempre tan consumido se detuvo cuando finalmente habló.

"Tu vagabundeo es extremadamente innecesario".

"Tu secuestro es extremadamente innecesario". Ella siguió después, sonriendo.

"Te crees tan inteligente..."

"Prefiero el término, ingenioso".

Sin atreverse a volver al silencio, tosió y le hizo un gesto para que le siguiera.

Poniendo los ojos en blanco, ella cedió y siguió sus pasos mientras reflexionaba sobre a dónde iba.

"Que conste que esto no es un secuestro. Tienes 23 años".

Aunque la habitación estaba poco iluminada, ella pudo sentir la sonrisa de él haciendo acto de presencia.

La estúpida sonrisa.

Sólo la había visto una o dos veces y la pilló desprevenida. Tenía un aire tan humilde y caballeroso, pero incluso en sus pequeños encuentros con el hombre parecía siempre tan sarcástico.

Le resultaba familiar, parecía recordarla, pero el sentimiento no era mutuo. Se rió al pensarlo, parecía recordarla por su forma de actuar. Sin embargo, ella sabe poco o nada sobre él.

Sólo sabe dos cosas.

Sus iniciales son T-M-R, y que es un imbécil sarcástico.

"¿Qué es lo que te hace tanta gracia que te ríes?" Respiró cuando ella se dio cuenta de lo cerca que estaba su presencia.

"Me conoces, pero yo aún no te conozco. Nos hemos visto antes pero no estoy segura de quién eres". Contestó ella.

"Ah, qué insultante que no recuerdes a la persona con la que te sentaste durante tres años en DADA". Se burló sarcásticamente.

Ella se dio cuenta.

Justo en ese momento.

"¿Tim? ¿Thomas?" Murmuró, pero los nombres no sonaban bien, "Tom".

Allí. Tom.

Sin embargo, el resto de su nombre parecía escapársele.

"Elizabeth". Respondió despreocupadamente.

"Ahora, te agradecería que mantuvieras tus preguntas al mínimo. Mis elfos de la casa... harán una entrada cuando sea la hora de comer. Porque aparentemente tienen que hacerlo". Continuó, cambiando el incómodo tema de los nombres.

Ella puso los ojos en blanco, olvidando que él no podía ver debido a la escasa iluminación.

Él la había arrastrado a una habitación con sus iniciales, la placa de identificación parecía oxidada, lo que implicaba que su secuestro estaba planeado desde hacía tiempo. Ah, qué bonito.

Abrió la puerta y era extremadamente minimalista.

Tenía las necesidades básicas, una sencilla cama de matrimonio, un escritorio con dos libros colocados en el frente y un... ¿reproductor de música?

Al entrar en la habitación se dio cuenta de que había otra puerta que llevaba a un baño.

Constaba sólo de una ducha, un inodoro y un lavabo con rollos de papel y un cepillo de dientes debajo.

Era una humilde morada.

Es mentira, apenas era una morada.

Pero tendría que conformarse, conformarse con vivir en un gran castillo con un hombre endiabladamente guapo.

De alguna manera eso sonaba bien, agradable.

Tendría que conformarse con vivir en un castillo en el que estaba atrapada con un psicópata.

Subject 7 || Tom RiddleWhere stories live. Discover now