Recuerdos - 005

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Estaba tumbada en la cama, con el pecho agitado. No estaba segura de por qué estaba sin aliento, tal vez fuera la creciente ansiedad o los sentimientos encontrados.

Estaba aburrida.

Extremadamente aburrida.

Había contado todas las grietas del techo, todas las cosas blancas, todas las cosas grises o con formas extrañas.

Incluso había contado cuántas palomitas había en el techo, había contado 1007, lo comprobó dos veces.

Estaba golpeando con los pies una canción en su cabeza mientras tarareaba ligeramente. Probablemente estaba muy desafinada, pero debido a las circunstancias no encontró una razón para preocuparse.

Dejó escapar un suspiro desesperado, esperando que se despertara y se diera cuenta de que todo esto era una pesadilla enfermiza y retorcida.

Una que parecía demasiado real.

¿A qué se refería cuando dijo que la sacaría de su miseria?

¿Que la dejaría ir? ¿Hacerle daño?

¿Matarla?

Ella siempre había sido una con la música, era su espíritu libre. La hacía sentir como alguien totalmente diferente, como si pudiera ser quien quisiera.

Era un alma libre cuando escuchaba música, se balanceaba al ritmo o gritaba con la letra. A veces se quedaba en silencio y miraba al techo cuestionando todo, la música podía ser triste, lenta o de ritmo rápido y sus emociones iban con ella.

Las letras lo eran todo para ella, eran como las palabras de su corazón. Las cortinas de su ventana. Significaban algo para ella, ciertas letras se quedaban con ella.

Pero ahora se encontraba en un silencio absoluto, y cada letra que había reproducido en su cabeza y pensado en la canción que acompañaba, había desaparecido.

Ya no podía pensar en ellas, la falta de comunicación o interacción le había hecho pensar que se había vuelto loca.

En este punto esperaba que así fuera, al menos se mantendría ocupada tratando de calmarse o tratando de volver a la normalidad.

Pero todo no tenía sentido, trató de entender por qué él la tomaría. Ella no era nada, al fin y al cabo había nacido muggle.

Tom había dejado claro a lo largo de los años que lo último que querría es relacionarse con una "sangre de barro".

Esa palabra. La misma por la que lloraba a puerta cerrada. Nadie lo entendía.

¿No podía cambiar su linaje? Por qué se burlarían de ella.

Tendría que ser inteligente, sin embargo.

Las emociones eran débiles, ella lo sabía. Porque eso era lo único que pensaban de ella sus "asquerosos padres de sangre de barro".

Los amaba con todo su corazón, ellos la devolvían a la realidad. La que le decía que era afortunada por tener un lugar en el mundo de los magos ya que ella misma se lo había ganado. Todos los "sangre pura" no lo tenían, sólo sus antepasados.

Sin embargo, ellos habían renunciado a ella.

Las únicas personas que ella creía que se preocupaban por ella la habían abandonado.

En quinto año, cuando llegó a casa para las vacaciones de invierno, estaba muy emocionada. Aunque Hogwarts siempre fue un lugar increíble, le encantaría volver a casa y refrescarse con las calles muggles de Londres.

El aire frío de la felicidad.

Sin embargo, cuando llegó a casa esperaba que sus padres hicieran la típica carrera y abrazo hacia ella y le dijeran que la echaban de menos infinitamente.

Pero no lo hicieron.

En la nevera, con la letra de su madre, estaba escrito: "Lo siento, amor, no hemos estado en casa durante todo el tiempo que has estado". Queríamos pasar un tiempo juntos, tu padre y yo, volveremos cuando tú vuelvas, así que te llevaremos".

Tantas faltas de ortografía, tantos errores. No tenía sentido, su madre había estudiado inglés, era profesora de inglés.

Había leído la nota muchas veces, tratando de entenderla, con tantos errores.

Había subrayado todos los errores, tratando de darle sentido. Intentó unir las palabras mal escritas. Incluso intentó crear nuevas palabras a partir de ellas. Pero todo se convirtió en un galimatías.

Así que tal vez estaba pensando demasiado y su madre sólo tenía prisa.

Aquella Navidad la pasó sola, ninguno de sus amigos trató de llamarla. Se compró un regalo y lo envolvió para sí misma y lo puso bajo el árbol para poder abrirlo en Navidad.

No era lo mismo.

Pero aquí estaba, lejos de ellos. Había perdido la noción del tiempo, podía estar fuera una hora o días.

A ellos no les importaba.

Subject 7 || Tom RiddleOnde histórias criam vida. Descubra agora