Carreras y un poco de pintura

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—Corre corre corre—lo apresuró James intentando con todas sus fuerzas no gritar.

En frente suyo Sirius corría a toda velocidad y Peter venía pisándole los talones, no muy lejos de ellos podían escuchar al conserje Flich gritandole a su gata que los alcanzaran, finalmente Sirius dobló por una esquina y se metió detrás de un tapiz corriendo por el pasadizo que recién habían descubierto esa semana, sus amigos lo siguieron y solo cuando llegaron al otro lado del pasadizo se detuvieron, finalmente dejaron de escuchar al conserje al pareer al fin lo habían perdido de vista.

—¡Ufff eso estuvo muy cerca!—exclamó Sirius acuclillándose para recuperar el aliento.

Peter cayó directamente en el suelo de espaldas al piso con una mano en el pecho intentando recordarle a sus pulmones como respirar. James por su parte se dobló sobre si mismo y apoyó las manos en las rodillas.

—Ni que lo digas, vi pasar mi vida ante mis ojos, mi mamá amenazó con quemar mi escoba si recibía cartas del director la primera semana—comentó James en cuanto recuperó el aliento.

—¿Bromeas? Mi madre me quemaría a mi con todo y escoba—rió Sirius—no que va, me quemaría sólo a mí, la escoba le costó bastante de su preciado dinero.

James abrió la boca para decir algo, pero se vio interrumpido cuando su corazón se saltó un ritmo.

—Hola.

La reacción de todos fue casi inmediata, Sirius se fue de bruces dandose un buen golpe en la nariz, James cayó sentado con una mano en el pecho y Peter se dio la vuelta aún en el piso e intentó correr pero tan apresurado como estaba solo consiguió arrastrarse de una manera muy graciosa antes de caer pesadamente contra el piso. Cuando su corazón volvió a su sitio James alzó la cabeza para encontrarse con una pequeña sonrisa algo preocupada en el rostro del compañero faltante.

—¡Remus!—exclamó Potter— no te acerques tan silencioso, casi se me sale el corazón—le reclamó con una mano en el pecho.

Remus le dedicó una pequeña sonrisa de disculpa.

—Habla por ti mismo—replicó Sirius, su voz sonó algo nasal debido a que se sostenía la nariz con la mano—yo casi me quiebro la nariz, ¿se ve muy torcida?—quiso saber apartandose la mano de la cara.

Las carcajadas de sus compañeros lo obligó a levantarse rápidamente buscando algo en que reflejarse, cuando finalmente ubicó un baño corrió hacia él provocando más risas de sus compañeros, regresó solo unos minutos después con un papel en su nariz.

—No puedo creerlo, ¡está torcida! —se quejó Sirius haciendo un puchero— y ahora que se supone que haga, nadie debe verme así, Andy no me dejaría olviarlo jamás—lloriqueó provocando una risa ahogada de parte de Potter, mientras que Remus le dirigía una mirada culpable.

—Lo siento mucho, no fue mi intención, si quieres podemos ir a la enfermería la señorita Promfey...

—¿Quién?—quiso saber Peter confundido.

Remus se contuvo para no cerrar los ojos, lo había arruinado, ni una luna llena y ya lo había arruinado, quitando esas ideas de su cabeza buscó una rápida excusa.

—La enfermera, ¿no dijeron unos alumnos de tercero anoche que así se llamaba?—dijo Remus fingiendo confución, rezó para que sus compañeros le creyeran.

—¿Ah si? No lo recuerdo—dijo James quitándole importancia con un gesto— ¿entonces vamos o no? —añadió mirando a Sirius.

Black negó con la cabeza tras unos segundos de duda.

—¿Y perdernos del tour que debemos darle a Remus? Ni hablar, ven Remus tenemos mucho que enseñarte—le dijo dandole un golpecito en el brazo para que lo siguiera.

Los MerodeadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora