Selección II

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Por un segundo el comedor entero guardó silencio, Lucius Malfoy lo miraba con los ojos como platos incrédulo, a su lado las hermanas Black también la miraba sorprendidas, a decir verdad el colegio entero estaba sorprendido, pasado un par de segundos al fin las personas parecieron reaccionar y la mesa de Gryffindor se levantó y empezaron a aplaudir a su nuevo miembro, Sirius sonrió y caminó hasta ellos y tomó lugar junto a una joven de aspecto mayor.

James le sonrió antes de volver a prestar atención a la selección, cinco personas más fueron llamadas, y luego le tocó el turno a la chica pelirroja del tren, después de un segundo fue seleccionada a Gryffindor, caminó despacio hasta llegar junto a Sirius, ambos se miraron sin meditar palabra y volvieron una vez más su atención a la ceremonia.

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—Lupin, Remus.

El joven hombre lobo caminó nervioso hasta subir al taburete, nervioso miró las cuatro mesas sin saber muy bien a donde quería ir, o si debería ir a alguna debido a su condición.

—Vaya, hace mucho tiempo que no veo a alguien como tú aquí, normalmente son muy cobardes para pensar siquiera en acercarse—Remus se estremeció al notar que el sombrero hablaba de su condición—preocupado por los demás, leal, serías bueno en Hufflepuff, pero no es tu casa, eres inteligente, pero no, ya sé donde ponerte, serás un... ¡Gryffindor!

Remus se sorprendió, no esperaba ir ahí, él no era valiente, no tenía la madera para ser un león... ¿O si? McGonogall le dió un pequeño empujón en el hombro instándole a avanzar, después de un par de intentos el joven bajó del taburete y caminó nervioso hasta la mesa, todos lo resivieron con grandes sonrisas y aplausos, pronto contagiaron al pequeño quien también sonrió y se sentó enfrente a los de primer año que ya habían sido selección, dos chicas y un chico.

—Mckinnon, Marlene.

Una joven rubia avanzó hasta el taburete, su sombrero apenas rozó su cabeza cuando exclamó.

—¡Gryffindor!

La joven sonrió triunfante y corrió y se sentó entre Lily y Sirius.

—¡Es grandioso!—exclamó la joven.—Soy Marlene. ¿Y tú eres?—preguntó mirando a su nueva compañera.

—Soy Lily.

—Lindo nombre—luego se volvió hacia el chico.

—Tu debes ser un Black, ¿cierto?

El joven se sorprendió ante la facilidad con la que la chica hablaba, pero aún así asintió.

—Sirius.

—¿Y ustedes?—preguntó mirando a Remus y la chica restante.

—Yo soy Remus—contestó este en voz baja.

—Soy Wina, Wina Parker.

—Un placer chicos.

Remus volvió a prestar atención a la selección y se dió cuenta de que ya habían llamado al chico del tren, este tardó mucho más tiempo que los otros, por lo qué—según escuchó decir al prefecto que estaba a su lado— se convirtió en un hatstall, no conocía el término, pero lo investigaría más tarde, después de un gran rato finalmente terminó en Gryffindor. Ahora era el turno de James, quien el sombrero no había ni tocado su cabeza y ya había gritado Gryffindor, el joven sonrió eufórico y corrió hasta llegar junto a Sirius y sentarse a su lado.

—Lo logramos, amigo.

—¡Oh! no es posible—murmuró la joven a su lado, al reconocer su voz los ojos de James se abrieron al máximo y la miró tan sorprendido como ella.

—Marls—murmuró el joven, un segundo después ambos se encontraba  reunidos en un abrazo fraternal—¿Qué haces tú aquí? Pensé que estabas en Francia y que irías a Beauxbatons—quiso saber mientras la soltaba.

—Yo también lo pensé, pero cuando la carta llegó decidimos regresar—se apresuró a decir la rubia, la mirada de todos los de primero vagaban de un chico al otro.

—¡Vaya! Ahora literalmente acabas de arruinar mi felicidad Mckinnon, mirá que me hiciste olvidar de que hablaba antes de oírte—exclamó James volviendo a su tono usual.

—¿Yo arruinar tu felicidad? Tú acabas de arruinar la mía, esperaba con ansias llegar aquí y ahora resulta que eso significa que tendré que aguantare todo un año, ¡oh por Merlín! Tendré que volver a cuidarme la espalda cada dos pasos como cuando tenía cinco años y mi cabello quedó multicolor.

—¡Hey! Esa vez tú me tiraste el caldero entero con la poción de papá, ¿lo olvidas? ¡Tuve la piel roja por semanas!

—¡Y mi pelo hecho un desastre por meses!

Los demás los observaban entre divertidos y sorprendidos, antes de que alguien pudiera decir algo más la ceremonia ya había terminado y ahora Dumbledore se encontraba de pie.

—Sólo diré dos palabras, ¡A comer!

Los MerodeadoresWhere stories live. Discover now