Primera de muchas

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Tal como Sirius predijo ninguna palabra, súplica o acción logró persuadir a la profesora McGonagall que todos eran "completamente inocentes y para nada culpables de la nueva decoración del pasillo" tal como le hizo saber Black, al final sin importar las quejas todos y cada uno de ellos terminaron con un cepillo en la mano quitando pintura. Las niñas incluidas, pues ninguna queja fue escuchada y mucho menos atendida. Tras maldecir a todos y cada uno de los antepasados de los cuatro hombres finalmente las chicas se dispusieron a ayudar.

—Gran manera de iniciar el año—refunfuñó Wina echándole una mirada asesina a Sirius.

—¿Bromeas? Limpiar a lo muggle es el sueño de todo mago en su primer día—le dijo James con una sonrisa de burla.

—Sigue así Potter, no prometo que llegues hasta Halloween—dijo Marlene limpiando el piso con los dientes apretados.

—¿Eso fue una amenza Mickinnon?— le preguntó James con una ceja arqueada intentando adquirir una expresión seria pero el brillo en sus ojos era demasiado evidente como para ocultarlo.

—¿Quieres apostar Potter?—le preguntó Marlene levantándose.

James se levantó igual y la miró con una sonrisa burlona, abrió la boca para replicar cuando una pequeña furia pelirroja se paró entre ambos.

—Oh no, no estaré castigada más tiempo por ustedes, pueden jugar de macho alfa más tarde ahora dejen sus juegos estúpidos y pónganse a limpiar o me aseguraré que ninguno llegue a pasar otra noche en el castillo, ¿estamos?—sin esperar respuesta Lily les dio la espalda y siguió trabajando.

Tanto James como Marlene intercambiaron una mirada para finalmente seguir el ejemplo de la niña, no la conocían mucho, pero estaba claro que no era una persona para tomarse a la ligera, no pasaron ni dos segundos cuando ya hacían ruido de nuevo, pero esta vez para hablarle a la pelirroja.

—Solo jugabamos, aburrida.

—Aguafiestas.

Llily rodó los ojos, casi podría calcularles 5 años, sumando las edades claro.

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Casi una hora y media después finalmente lograron terminar con la limpieza, y todos se dirigieron a la sala común con James, Sirius y Marlene molestándose y empujándose en el camino para llegar más rápido, a los tres les hurgía una ducha y no estaban dispuestos a que alguien más les tomara el baño primero.

—¿Están seguros que no se les metió pintura en el cerebro?—preguntó Lily alzando las cejas con molestia.

—Yo creo que nacieron con la pintura incrustada—le dijo Wina muy seria.

Remus sonrió a medias, ahora que los tres iban a empujones se habían quedado resagados, por lo que probablemente llegarían ellos primero, pero estaban tan enfrascados en su disputa que ninguno de los tres parecía notarlo. Además Marlene no utilizaba el mismo baño, por lo que no debería discutir con ellos para obtener algo que ellos no querían, pero tampoco parecía darse cuenta y nadie estaba interesado en recordárselo.

—Tienes razón—asintió Lily deteniéndose frente al cuadro que resguardaba la entrada a la sala común.—Mandrágoras—le dijo a la dama.

—Adelante niños— contestó la Dama Gorda dándoles paso.

—Gracias—murmuró Remus. 

Dejó que las niñas entraran y después siguió a Peter hasta adentro.

—Un gusto conocerte Remus, en cuanto te canses de esos gusanos sin cerebro eres bienvenido a venir con nosotras—le sonrió Lily extendiéndole una mano.

Sorprendido Remus apretó su mano suavemente.

—C-claro.

Wina le sonrió a ambos tímidamente y se despidió con un gesto de la mano. 

—Nos vemos—se despidió Lily siguiendo a su amiga hacia las escaleras que conducían a las habitaciones.

Remus y Peter las observaron en silencio un segundo.

—¿Crees que los chicos logren llegar hasta aquí de una pieza?—preguntó Peter tras unos segundos escuchando el estruendo de pisadas afuera del salón.

Remus se encogió de hombros. Esa era una buena pregunta.

Aprovechando que los chicos seguían discutiendo afuera Remus se dirigió a su habitación y, en menos tiempo del que tardaron James y Sirius en llegar, entró al baño y se dispuso a quitar todo rastro de pintura de su cuerpo y ropa. Aún no entendía como es que se había visto metido en todo ese lío en su primer día, lo peor es que desde ya podía imaginar la cantidad de problemas en las que se vería involucrado de una manera u otra. Una pequeña sonrisa se extendió por su rostro al comprender que lejos de hacerlo sentir mal ese pensamiento le daba esperanza, significaba que bueno o malo iba a tener a alguien que le metiera en problemas y le hiciera reír, y eso era más de lo que podía decir hace unas semanas atrás, cuando su mayor entretenimiento eran las grietas en el techo de su solitaria habitación.

En seguida sus pensamineto optimistas se vieron opacados cuando un gran estruendo en la habitación continua le indico que James y Sirius ya habían llegado. No tardó dos segundos en escuchar golpes en la puerta del baño seguidos de gritos que le pedían que se apresurara. 

Remus negó con la cabeza, eran un par de niños. No obstante se terminó de limpiar rápido y les abrió la puerta, demasiado lento para reaccionar pronto se vio tirado en el piso con dos personas encima, al parecer ambos estaban arrecostados a la puerta, y cuando se abrió ambos cayeron tras ella. 

—¡No puede ser! ¿Acaso es esto un deja vú? ¿James en que momento me maldijo una bruja y no me enteré?

—Merlín ¿qué estaré pagando?



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Un poco corto, pero ya me estaba tardando mucho y no quería tardar más.

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