La Promesa

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Ya habían pasado muchos meses desde aquel primero de septiembre y se acercaba el mes de febrero, dejando muy cerca el final de su primer curso, los cuatro chicos, que se habían vuelto inseparables desde el primer día, se encontraban ahora sentados bajo un gran árbol mientras escuchaban a James Potter hablar sobre el último partido de Gryffindor vs Ravenclaw. El chico era gran admirador del Quidditch y aún seguía maldiciendo a todos y cada uno de los antepasados de la pobre profesora McGonagall por no dejarlo entrar al equipo aquel año, ya que no eran permitidos los de primer año en el equipo "sin excepciones." Tras insistirle muchísimas veces y recibir siempre un no por respuesta al final el chico se había resignado a intentarlo el año que seguía. Aunque no por eso se quejaba menos.

—Y la última jugada de esa chica rubia de Ravenclaw fue alusinante, aunque no tan increíble como la atrapada de Mactagger, es un buen jugador, lástima que se va el año que viene—añadió con una mueca de disgusto.

—No sé de qué te quejas— dijo Sirius, a estas alturas él era el único que realmente prestaba atención, Remus no era realmente fan de este deporte y Peter estaba muy ocupado devorando una rosquilla que había guardado del almuerzo. —de esta forma ese campo quedará libre y así podrás tomarlo—Siguió diciendo el chico de los ojos grises—aunque quien sabe si seas tan bueno como alardeas y realmente es una lástima que se vaya a ir—añadió con una sonrisa de burla.

—Muy gracioso —replicó James con ironía y una mirada asesina—aunque aún no me decido por buscador o cazador, ambos me gustan y no sé cual escoger.

Sirius abrió la boca para responder, pero antes de que pudiera hacerlo Remus lo interrumpió.

—Escoge cualquiera, de por sí aún te queda mucho tiempo para pensarlo, ahora, ¿qué les parece si entramos? Se me empiezan a congelar los dedos mientras ustedes hablan—dijo Lupin levantándose y recogiendo sus cosas.

Peter se apresuró a seguirlo.

—Vaya que no se note la prisa por que dejes de hablar— bromeó Sirius ganándose una mala mirada de parte de James, otra vez.

Cuando ya todos estuvieron de pie caminaron de vuelta al castillo, por el camino se toparon a una muchacha de cabello castaño y alboratado que opacó las risas de James y Peter con su mera presencia, ninguno estaba lo bastante ciego como para no ver el color verde en su túnica. Antes de poder decir nada Sirius se adelantó hasta quedar a sólo un palmo de la mujer, ambos se observaron de arriba a abajo un momento antes de sonreír.

—Vaya vaya, ¿qué tenemos aquí? Si es la mismísima Premio Anual, ¿qué se le ofrece en este espléndido día que mis amigos y yo tengamos el honor de concederle? —preguntó Sirius haciendo una reverencia exagerada a la vez que tomaba su mano y se la besaba con un gesto caballeroso.

—Dramático —rió la mujer inclinándose a su altura para abrazarlo.

Sirius le correspondió riendo, y mayor fue su risa al separarse y ver las caras estupefactas de sus amigos.

—¿Dónde quedaron tus espléndidos modales? —quiso saber la chica en un tono exageradamente educado.

—Junto a la esperanza de mis padres de verme en Slytherin querida—repuso Sirius en el mismo tono. Conteniendo una carcajada la mujer rodó los ojos. —Chicos permitanme presentarles a la única mujer de mi vida que vale la pena, y la más hermosa por supuesto —añadió en un tono coqueto quiñendole un ojo—y no olvidemos que es la más inteligente, después de mi claro.

—Ay ya cállate, me harás enrojecer—lo interrumpió la mayor desordenandole el cabello (o arrancándole la cabeza del cuello mejor dicho). —Andrómeda Black, un gusto—se presentó con una inclinación de cabeza, la cual a pesar de ser un gesto normal e informal en ella se vio realmente espléndido, mostrando su sangre noble.

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2022 ⏰

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