Horrible

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Cuando Senku salió del castillo de Osaka, Ryusui ya estaba esperándolo afuera.

Senku no necesitaba preguntar para saber que él planeó todo, y también se hacía una idea de cómo encontró a Kohaku ya que no era extraño que viniera a cerrar negocios en el castillo de Osaka y ella claramente trabajaba allí.

Ryusui lo llevó de regreso a Tokio en su avión privado, dejándolo embriagarse a gusto en el bar del avión antes de sentarse junto a él y dignarse a preguntar cómo fue todo.

—¿Cómo crees? —Rió amargamente—. Asqueroso. Así fue todo. —Bebió otra botella de golpe—. No quiero volver a verla en mi puta vida.

El rubio suspiró, sirviéndose una copa de vino.

—Lo siento. Creí que sería mejor que directamente la vieras a que yo te diga que la encontré… ¿No te dijo nada más? ¿No te dijo… por qué se fue?

Senku bebió otro gran trago antes de negar con la cabeza.

—No. Y no me interesa. Si ella fue capaz de algo así… ni siquiera merece la oportunidad de explicarse. —Su gesto se agrió—. No voy a perder más mi tiempo con ella.

Ryusui decidió no preguntar nada más y, cuando llegaron a Tokio, le pidió a su chófer llevar a Senku a casa. Y, al verlo llevarse varias botellas con él, decidió hacer una rápida llamada a Hanaki, esperando que ella pudiera evitar que hiciera una estupidez y quizás consolarlo.

Eran las cinco de la tarde cuando Senku llegó a su casa tambaleándose. Su pequeña ya debería estar en casa, pero le gustaba quedarse de más en la escuela en su club de ciencias o con sus amigos, así que no se sorprendió al no verla.

Se tiró al sofá y siguió bebiendo.

Media hora después, Hanaki llegó a su casa con una mirada muy preocupada detrás de sus lentes ovalados.

—Ishigami-sensei… —Lo miró con tristeza—. Su… su amigo Nanami-san me contactó para asegurarme de que estuviera bien. Él… él me habló de lo que pasó… de Kohaku-san. —Se sentó a su lado en el sofá.

—Hanaki… —Senku, que había estado con la cabeza gacha, de repente se enderezó y la miró fijamente—. ¿Tú me quieres, no es así, Hanaki? —Acercó mucho su rostro al de ella.

Hanaki se quedó con la boca abierta, enrojeciendo profundamente.

—N-no creo que este sea el momento para hablar de mí…

—Tú no me dejarías, ¿verdad, Hanaki?... —Bajó más su cabeza hacia la de ella, rozando su nariz con la suya.

—¡Ishigami-san! —Lo abofeteó, volteándole el rostro y alejándose de él—. ¡No es usted mismo ahora, así que no haga cosas de las que pueda arrepentirse luego y por favor piense en su hija! ¡La pobre pequeña podría llegar de la escuela en cualquier momento! —Le dio la espalda, con ojos llorosos y viéndose muy ofendida.

Senku se tomó un tiempo para recuperarse de la bofetada, pestañeando aturdido.

Que mencionara a su hija hizo a la bruma del alcohol desvanecerse y finalmente se esforzó por pensar con lógica, frotando su cabeza con frustración.

You Lost MeWhere stories live. Discover now