Desconfianza

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Kohaku estaba trabajando como mesera en una cafetería, maldiciendo su terquedad por no querer llamar a sus amigos para pedirles ayuda. ¡Pero es que todos también eran amigos de Senku! Y no quería tener nada que ver con ese bastardo nunca más.

Ni diez minutos después de que pensó eso, dicho bastardo entró a la cafetería, dejándola con la boca abierta.

Ella le dijo a una compañera que la cubriera y arrastró a Senku fuera de allí, hasta un callejón donde lo abofeteó sin pensarlo dos veces.

—Ok… —Él siseó, pero no pareció molesto—. Me merecía eso.

—¡¿Qué demonios haces aquí?! —Lo miró con pura rabia—. ¡No quiero volver a verte! ¡Lárgate y ya no vuelvas!

—No puedo hacer eso… —Negó con la cabeza—. Kohaku, lamento haber sido tan mentiroso…

—¿Mentiroso? —Frunció el ceño—. Senku, por mucho que te deteste, nunca te he considerado un mentiroso. Siempre has sido sincero conmigo.

—Contigo sí, pero no conmigo mismo. —Tomó aire—. Me he estado mintiendo todo este tiempo, diciéndome que el amor no va conmigo, pero era un idiota que se contradecía a sí mismo, porque tampoco podía pensar en estar sin ti. No quería estar sin ti nunca, pero seguía diciéndome que no estábamos en una relación seria. —Se rió de si mismo—. Para jactarme de ser una persona tan lógica, no pude ni comprenderme a mí mismo.

Ella bajó la cabeza, intentando comprender todo lo que estaba diciendo tan de golpe después de estas semanas separados.

—Senku… si me estás mintiendo sobre esto… déjame decirte que es lo más bajo y ruin que podrías hacer. —Le dio la espalda—. Sé que tienes problemas mostrando tus emociones, yo también, a veces, y he intentado ayudarte en estos años que hemos estado juntos y jamás me lo permitiste. Ahora creo que ya es tarde…

—No. No lo es. —Se acercó a ella y la giró para besarla. Ella lo apartó de un empujón—. No es tarde. —Volvió a acercarse, abrazándola—. Me conoces mejor que nadie, Kohaku. —La hizo mirarlo a los ojos—. Te amo, sabes que es verdad. —Ella negó con la cabeza, con lágrimas en los ojos—. Te amo… lo sabes. —Volvió a besarla y ella le correspondió sin poder controlarse, pero aún llorando—. Te amo… —Volvió a besarla y ella sintió lo mismo que cuando hacían el amor con ternura, lo mismo que siempre la hizo mantener la ilusión de que él la amaba tanto como ella a él—. Te amo… Te amo…

Te amo…

Kohaku despertó con lágrimas escapando de sus ojos, cansada y con su mente llena de nuevos recuerdos.

Ya lo recordaba con mucha más claridad. Recordaba que después de su confesión él le pidió vivir juntos, le dijo que retrasaría sus compromisos en el extranjero, pero Kohaku no quiso que perdiera trabajo y le dijo que simplemente lo acompañaría, al menos hasta que consiguiera un nuevo trabajo. Él aún así retrasó un viaje y pasaron unas semanas maravillosas hasta que sorpresivamente le pidió matrimonio. Y una semana después ella se enteró que estaba embarazada y le dio su propia sorpresa.

—¿Por qué… diablos… me traes… aquí?... —se quejó Senku siguiéndola a la cima de uno de los edificios de su empresa, donde tenía un potente telescopio.

You Lost MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora