Recuerdos

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Kohaku no entendía muy bien qué era lo que estaba pasando.

Había visto a la amiga de la que su hija tanto le habló y... sintió algo inexplicable, como si... como si conociera a la chica...

Todo en ella era familiar, todo en ella le provocaba un sentimiento de calidez, y un extraño impulso de abrazarla...

Ella parecía conocerla, y cuando Kohaku dijo no conocerla estalló en llanto, por lo que ahora estaba abrazándola, sin entender qué era lo que estaba pasando allí.

Pero era tan solo una niña, en realidad. Debía tener unos quince años, y Kohaku la abrazó con tanto cariño como cuando abrazaba a su Shizuku, frotando cariñosamente su espalda y su cabello.

-Tranquila... -Después de un rato, al ver que su llanto no disminuía, comenzó a preocuparse-. No llores, pequeña. Por favor, tranquila. -Le dolía mucho escucharla llorar de ese modo.

Ella apretó su ropa en sus puños, escondiendo su rostro en su hombro con más fuerza, pero lentamente sus sollozos comenzaron a disminuir y su agarre se aflojó poco a poco.

Shizuku se acercó a ellas a paso lento, con rostro sumamente preocupado, pero viéndose como si no quisiera interrumpir, aunque con claras ganas de preguntar como toda niña curiosa.

Se sentó en la banca junto a ellas y se quedó en silencio hasta que la chica finalmente se apartó y les dio la espalda de inmediato, secando sus lágrimas con las manos.

Kohaku sacó un pañuelo y se lo dio, sin decir nada.

-Gracias... -Se secó el rostro aún dándoles la espalda-. Y... lamento eso. Sé que debes estar confundida... -Apretó el pañuelo fuertemente en sus manos.

-¿Nee-chan trite? -Shizuku miró muy preocupada a la adolescente.

-No te preocupes, pulga. Ya estoy bien. -Volteó a ver a la niñita con una sonrisa un tanto forzada, antes de tomar aire y voltear para mirar cara a cara a Kohaku.

Y Kohaku finalmente se dio cuenta de dónde se le hacía tan familiar.

¡Ella era igualita a Senku!

¿Acaso Senku tenía otra hija? Pero ¿cómo era posible? ¡¿Acaso fue padre adolescente?!

Pero esa chica... Ella... no solo se le hacía familiar por Senku. No. Había mucho más en ella.

Sin poder dejar de mirarla, Kohaku habló casi sin pensar.

-¿Quién eres? ¿Nos... conocemos?

Ella sonrió dolorosamente.

-Bueno... Mi nombre es Tsukiku.

Tsukiku.

Kohaku se quedó sin aliento.

Tsukiku .

-¿Tsukiku? -Senku sonrió suavemente mientras miraba a la bebé recién nacida en sus brazos-. Perfecto al diez billones por ciento.

Kohaku sonrió enternecida, llena de tanto amor como nunca antes en su vida, estirando una mano hacia la carita de su hijita, ignorando la advertencia de la enfermera respecto a que debía descansar.

You Lost MeWhere stories live. Discover now