11: El reto del jamón

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Tim entró al estudio de televisión sintiéndose como un hombre nuevo.

La euforia todavía lo embargaba al recordar la tarde que pasó con Debra, y más específicamente, cómo terminó.

No supo qué clase de espíritu lo había poseído y obligado a besarla, pero al mismo tiempo lo odiaba y se lo agradecía. Aunque solo fuera un beso en la mejilla (y aunque lo había disfrutado) no dejaba de ser inapropiado.

Por eso prefirió huir. No tenía idea de cómo se lo tomaría Debra, de si regresaría a sus clases o si harían como que nada pasó. Para su desgracia, no lo sabría hasta el siguiente viernes, y la ansiedad amenazaba con acabar con él. Mas no era lo único.

—¿Todo bien, Kobayashi-san? —escuchó una voz tras él. Su voz.

Naoko se acercaba a paso tranquilo hasta su asiento. Ambos habían llegado temprano, eran los únicos concursantes en la sala de espera para ser entrevistados antes del reto de ese día. Tim aún se avergonzaba al recordar que en el reto anterior había sido el último, y quería demostrar que estaba tan comprometido con el concurso como los demás. Debió imaginar que si alguien llegaría tan temprano al set, sería precisamente ella.

—¿Por qué tan formal, Naoko? —preguntó él, evadiéndola.

—Pues no te agradó la familiaridad de la semana pasada —masculló ella, apoyando los codos sobre la tabla de picar, inclinándose demasiado cerca para el gusto de Tim.

—Te equivocas, siempre es un placer ver a una vieja compañera de la escuela.

—¿Y revivir viejos tiempos? —sonrió ella.

Lo cierto era que todo en Naoko se le hacía familiar. Su voz, su perfume, sus finas facciones, sus ojos oscuros y rasgados que lo miraban con una mezcla de diversión y desafío.

Naoko Ishimura era la misma chica de la que se había enamorado. Pero él ya no era el mismo niño ingenuo.

—Ya son muy lejanos como para revivirlos, Ishimura-san —la cortó él con el mismo trato formal.

Naoko iba a responder, pero justo entonces...

—Oigan, nunca he entendido eso —Alessandro, el chef que quedó de tercero en el reto anterior, había aparecido de la nada—. Esas cosas de san, kun y chan que usan ustedes los japos. ¿Podrían explicarme?

—No —respondió Naoko sin más, para luego dar la vuelta y alejarse de allí.

—Vaya, qué odiosa... ¿Dije algo malo? —quiso saber Alessandro.

—No, todo lo contrario, amigo —contestó Tim, palmeándole el hombro, y agradeciendo internamente su oportuna intervención.

***

—¡Sean todos bienvenidos a otro episodio de America's Pro Chef! —saludó el presentador con su carisma habitual, que a Tim seguía pareciendo ridículo y sobreactuado—. En el reto de hoy, nuestros jurados tienen preparada una difícil prueba para los concursantes, apenas en su segunda semana.

—Concursantes, para este segundo reto, pondremos a prueba su creatividad, y todos sabemos las posibilidades que otorgan los aperitivos dentro de la cocina —explicó el chef Solaire.

—Y hablando de posibilidades —prosiguió la chef Reyes—. Se nos ocurrió que podían usar uno de los ingredientes más versátiles y amados de la cocina.

De un costado del estudio escucharon el rechinar de unas ruedas. Pocos segundos después, una larga mesa rodante aparecía empujada por unos asistentes de producción. Y en ella había...

Amor y Wasabi [TERMINADA]Where stories live. Discover now