33: La receta más difícil

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Tim caminaba a paso seguro al estudio de televisión. Apenas había tenido un día para procesar la noticia del chef Solaire, posponer sus ganas de morir para otro momento y estar presentable a la mañana siguiente para el segundo reto de las semifinales.

Su segunda y última oportunidad. 

Era extraño volver a un sitio del que ya se había despedido. Todavía no podía creer que fuera real, que aún no estaba eliminado. Fue como si las últimas semanas no fuesen más que un horrible sueño del que acababa de despertar. Claro, exceptuando lo de Debra y Amanda. 

Sacudió la cabeza, tratando de concentrarse en el presente. Si empezaba a pensar en ellas, le iba a ir tan mal como en el desafío anterior. No podía dejar que sus sentimientos lo dominaran esta vez. 

―Vaya, vaya. ¿Vienes para una segunda derrota, Kobayashi? ―preguntó a sus espaldas una voz que ya conocía. 

―Hola, Alessandro ―respondió Tim con calma, sin detener su caminata hacia los camerinos. El otro chef, naturalmente, lo siguió. 

―Qué jodido lo que hizo Mike, ¿eh? ―comentó Alessandro, dándole un golpe en la espalda como saludo―. Te juro que si lo vuelvo a ver... 

Su joven colega empezó a detallar lo que le haría a Mike si lo volvía a ver, con bastante entusiasmo y palabrotas de por medio. Tim no escuchó gran cosa, ya habían llegado a los camerinos y contemplaba con melancolía el perchero, donde colgaban dos chaquetas blancas de chef. Tomó la más pequeña de las dos, que evidentemente era la suya, y recorrió con los dedos su nombre bordado. Era tan hermoso regresar. 

―...fue una suerte que me llamaran a tiempo, estaba ya a punto de regresarme a Jersey ―continuaba diciendo Alessandro, mientras se desvestía. 

En otras circunstancias, Tim se hubiese hastiado de su charla, pero llevaba bastante tiempo sin contacto humano, y de cierta manera Alessandro le recordaba a Amanda. 

―Oye, Tim... ―De repente, el tono de voz del chef cambió. Por primera vez desde que lo conocía, le pareció que estaba nervioso. 

―¿Qué sucede?

―Amigo, lamento lo de la otra vez. Lo que dije de tu novia, ¿recuerdas? No lo dije en serio. 

―Descuida, sé que no. Y ella ya no es mi novia.

¿Podía ser posible que la soledad lo afectara, lo suficiente como para estar compartiendo su vida con nada más y nada menos que Alessandro Castelli, su rival y el tipo más impertinente de la competencia?

―Oh, vaya. Ahora entiendo por qué te ves de la mierda ―fue la respuesta del chef. 

Tim no pudo negarlo, y ya había dado esa conversación por terminada cuando Alessandro añadió:

―Bueno, Kobayashi, si la vida me ha enseñado algo estos últimos días, es que siempre, aunque lo creas todo perdido, hay otra oportunidad. Y mucho más cuando un imbécil te jodió el temporizador. 

Ambos rieron, y terminaron de alistarse para su tal vez desafío final. Pero incluso mientras avanzaban por el pasillo en dirección al set, Tim seguía pensando en las palabras de Alessandro. 

***

―¿Listos para que les patee el trasero, muchachos? ―dijo Monique al verlos. Los esperaba a la entrada del set, junto a una asistente de producción. 

―Es bueno verte de nuevo, Monique ―la saludó Tim. Le hubiese gustado tener algo más ingenioso para responderle, pero prefirió irse por la vía cortés. 

―Aww, yo también me alegro de verte, Tim ―contestó la chef, dedicándole un apretón en el hombro.

―¿No te alegras de verme a mí también? ―intervino Alessandro, burlón. 

Amor y Wasabi [TERMINADA]Where stories live. Discover now