Capítulo IV No me conoces, Guiri, te vas arrepentir.

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Entramos en el Papagayo, sobre la una de la mañana, me maravillaba que en España la vida siguiera por la noche, un español si sabía cómo disfrutar de la vida.

Los hombres y muchas mujeres se giraron automáticamente al vernos entrar, no disimule mi sonrisa, sabia el efecto que la dos causábamos.

-" Señorita Abdel, buenas noches, su reservado está en la terraza superior, si tiene la amabilidad de seguirme la llevare de inmediato" – nos indicó el camarero que salió a nuestro encuentro.

Gara asintió, y comenzamos a seguirlo, a medida que avanzábamos por el local muchos hombres nos miraban e intentaban acercarse a nosotras, de repente mi prima se detiene.

-" ¿Pero que hace este gilipollas aquí?”- la oigo decir, sigo su mirada y reconozco al exmarido de mi prima entre un grupo de gente, bebiendo y bailando. 

-" Y yo que pensé que iba a tardar en romperle la cara a ese, gilipollas, y se me presenta la oportunidad a la primera de cambio”- intento dirigirme hacia la dirección donde estaba el ex de Gara, pero esta me agarro y me empujó hacia la puerta de un reservado que estaba abierto en ese momento.

Y tras introducirse ella también, cerró la puerta.

-"¿Pero ¿qué haces…” mi voz se acalla al oír la voz de un hombre hablando en inglés en la sala contigua a la nuestra.

-" En serio Eduard, si quieres que  Akhenaten Abdel firme ese contrato, debes acercarte a él antes de la reunión de la semana que viene”
Mire a mi prima y ella me miro, me hizo un gesto de que me callara.

¿Quién eran esos hombres que hablaban de mi tío? Sonreí a mi prima y sigilosamente me dirigí a la puerta entre abierta que separaba las dos salas, Gara me siguió.

-"Tienes una oportunidad de oro ahora, me he enterado por uno de los camareros, que la hija y la sobrina de Akhenaten estarán en uno de los reservados de la terraza”- volví a mirar a mi prima y descubrí ese brillo de furia despertarse en sus ojos de diosa.
- “La fastidiaste colega"- pensé, si hay algo que Gara odie más es que la utilicen para llegar hasta su padre, ese fue el método que utilizo el gilipollas, y la cosa acabo muy mal.

Mire atreves de la puerta entre abierta, para descubrir que la persona que hablaba era un rubio muy atractivo, y con un cuerpo para el pecado. Sentado en un sillón, de espaldas a nosotras, había un hombre moreno. No lo podíamos ver bien, sostenía en la mano lo parecía un vaso de whisky, miraba a su amigo mientras este hablaba.

- “No hay mujer que se nos resista, lo sabes…”- Continuo el rubio, sonreí y le susurre a mi prima al oído

-" Lastima que sea tan patético y capullo, porque está buenísimo”, me sonrió y me respondió también susurrando.

-" No te preocupes ya me encargaré yo que se dé cuenta de su error, ni lo va a ver venir, pobre payaso".

En ese momento habló el otro tipo, y sentí como su voz me erizaba la piel, era profunda y ronca, esa voz que deseas tener en tu oído al levantarte después de una noche de pasión desmedida.

-" No me gusta hacer las cosas así, Martín, y lo sabes, prefiero ser directo, además no estoy dispuesto a soportar los reproches de esas españolitas histéricas, que solo piensan relaciones y ese tipo de tonterías, esto siempre desemboca en un corte rápido, con su correspondiente aporte de dinero en forma de regalo caro, para quitarme  las de encima y acallar sus protestas. Además, si utilizamos a la hija y la sobrina de Abdel, puede ser contraproducente para los negocios a largo plazo"- al oír estas palabras sentí que una rabia me consumía, eran tan parecida a las que solía decir mi padre.

Sujeté el picaporte de la puerta inconscientemente, con la intención de abrirla y dejarle las cosas claras a esos guiris de pacotilla, pero mi prima al ver mi intención me sujetó la mano.

“Quieta"- me susurro-" no saben lo que les viene encima, sígueme en silencio, y vamos a nuestro reservado, hay que pensar un plan para vengarnos, tranquila la pagaran todas juntas".

Me giré para mirar por última vez al moreno que estaba sentado en el sillón cuando, vi que se levantaba y se colocaba junto a su amigo de frente a la puerta.

- “Dios, creo que todas mis hormonas acaban de salir de fiesta, ¡Uff!”- pensé.

Mis ojos recorrieron con rapidez cada una de las partes de su cuerpo, me imaginé a mí misma devorándolas una a una, a lengüetazos, en un momento breve mis ojos alcanzaron los suyos descubrí un azul tan profundo, que pensé que debería bañarme en ellos durante toda una noche, mientras ese hombre se enterraba en mi interior.
En se mismo momento, que ese pensamiento se prendió en mi cerebro, una furia igual de intensa se apoderó de mí.
 
- “Vamos “- le dije entre susurros a mi prima- "Se van arrepentir, ya tenemos entretenimiento, hermanita”- sonreí a Gara y ella me devolvió la sonrisa, en sus ojos se veía, esa malicia y decisión que ha hecho doblegar a todos los hombres que se han cruzado en su camino, después de su divorcio.

Salimos del reservado sin apenas hacer ruido, una vez fuera ambas respiramos profundamente y dimos rienda suelta a nuestra rabia.
-" ¿Pero ¿quién coño se creen esos inglesitos de mierda?, Aby tenemos que vengarnos, por favor déjame al rubito a mí, se va acordar el prepotente, ese”-

Mi prima parecía un león enjaulado. Subimos rápidamente hasta nuestro reservado donde nos esperaba el camarero que nos guio al principio.

-" ¿Cómo te llamas?”- le pregunté directamente.

-" Óscar, señorita”- me respondió.

-" Bien Óscar, necesitamos tu ayuda, ¿Cómo se llaman los dos caballeros que tienen el reservado Premium de la primera planta?”- Le dije mientras le deslizaba un billete de docientos euros entre sus manos, el camarero miro el billete, y abrió los ojos, a continuación, se apresuró a guardarse el billete y me respondió.

-"Son el señor Eduard Stewart y el señor Martín Conway”- Mi prima volvió a preguntar.

-"¿A qué se dedican?”- el camarero la miro y respondió.

-" El señor Stewart es el CEO de STEWARS HOLDING y el señor Conway es socio del Buffet de abogados Conway and son.”- Cogí mi móvil y busqué la información que Óscar me había dicho.

-" Gracias Óscar, envíanos dos gin-tonics de fresa, por favor"- le dijo mi prima. Óscar salió del reservado discretamente.
  
Revisé la información rápidamente, y se la trasmiti a Gara, mientras observaba el móvil.

Edward Stewart era un gran magnate escoces, con un largo historial de conquistas, aunque ninguna había conseguido marcarlo. Tenía fama de misógino. Se rodeaba siempre de mujeres de las que era fácil deshacerse una vez que acababa con ellas. Cada vez, que leía mas información sobre él, me recordaba, de una forma indirecta, a la vida que había vivido junto a mi padre, donde sólo existían sus reglas, su forma de ver la educación de su hija, dentro de la más rígida y tradicional, educación británica.

 Por el contrario, Martin Conway era un auténtico playboy, siempre había estado rodeado de mujeres, su afición era coleccionarlas, para luego abandonarlas. Esta información, hizo enfurecer aún más a mi prima. Estaba harta de hombre como su exmarido, que veía a las mujeres, como meros objetos de usar y tirar.

- “¿Qué vamos hacer, diosa, ¿qué tienes pensado?"- le pregunté.

Mi prima me miró con ese brillo tan especial en los ojos.

-" Vamos a hacer que se enamoren de nosotras. Los vamos a hacer sufrir tanto, que nunca nos olvidarán, estos inglesitos no saben cómo se las gastan las mujeres Arteaga.”- La mire muy seria.

-" ¿Estás segura de lo que estás diciendo?, tienes que estar muy segura, porque sabes, que todas las mujeres Arteaga, han terminado enamorándose de sus víctimas.”- Gara me miro.

-" ¿A qué tienes miedo Agy?, No dijiste que querías vivir, conocer nuevas experiencias, liberar esa pasión, que tu otra parte inglesa, había intentado matar. Vamos a jugar con ellos y a disfrutar mientras lo hagamos. Ágora esta es tu prueba de fuego. Hoy comenzaremos, con nuestras nuevas vidas. ¿Qué me dice primita, me vas a acompañar?”-
 

Deseo LiberadoWhere stories live. Discover now