Epilogo

969 94 12
                                    


Miré la hora y me di cuenta que iba bien de tiempo, todo estaba preparado.

Hoy hace un año que mi prima y yo nos casamos, con nuestros respectivos Narcisos, han pasado muchas cosas durante ese tiempo, a los dos meses de conocer que Eduard y yo seriamos padres de gemelos, nos casamos, en una ceremonia doble, de carácter religioso, como exigía mi abuelo, fue una boda de ensueño, de gran importancia para el mundo económico ya que como decía la presa, se unían mediante matrimonio.

Tres grandes compañías, creando un gran conglomerado, algunos publicaciones, habían comentado, que el gran CEO Eduard Stewart había hecho un hábil movimiento empresarial, casándose con la sobrina de los magnates en la industria del petróleo y lo gaseoductos, y dueños de varios cadenas hoteleras Akhenaten Abdel y Dimitri Mijáilovich, incluso, había casado a su mano derecha el reconocido, abogado empresarial, Martín Conway, con la hija de la magnate egipcio.

Solía bromear con mi escoces, que al final había dado un braguetazo al casarse conmigo, él se reía, y me decía que con lo que me aportaba a mi saludable vida sexual, debía ganar algo.

Me reí al recordar las horas interminables de sexo que pasamos juntos, aunque ahora y desde tres meses antes nacimiento de los gemelos. No hemos podido volver a tener sexo.

Tuve un embarazo genial, excepto por un hipocondriaco, marido, que pensaba que estar embarazada, era estar inútil, más de un castigo, tuvo que sufrir para que rectificara su actitud, hasta una amenaza de no traer sus hijos al mundo si no dejaba de agobiarme. Bastante estaba yo agobiada con las hormonas, que me habían convertido en una llorona empedernida, ¡a mí, a toda una amazona!, en una plañidera, para que un histérico padre primerizo, me hubiera rodeado, de guardaespaldas, secretarias, y demás.

Nada ayudo, que, a los seis meses, mi queridísima, ginecóloga, ante un tonto sangrado después de la terapia sexual, a la que obligaba a mi marido, a someterme todas las noches, decidido, que se eliminarían hasta después de puerperio, que era el periodo, que se establecía, de reposo a las madres después de dar a luz. Lo que provoco otro arranque de amazona herida, por lo bien que se lo tomaba mi escoces, ante la idea de no tocarme hasta casi cinco meses después.

Lo consideraba una rotura de contrato de matrimonio, donde me había prometido, que a cambio de que no usara más a mi amiguito, el me satisfaría todos mis deseos.

Pero si hay algo que merece ser recordado, el día que llegaron los gemelos a este mundo.

Ese día estaba yo con mi prima, estábamos en el hotel, Eduard se encontraba en Londres, junto con Martín, ultimando, las cosas para cogerse un tiempo ya que se acercaba la fecha del parto.

Yo estaba quejándome por millonésima ves de la solicitud de mi ginecóloga, a negarme que abusara de la tentación que era mi marido.

-" Es que ni siquiera quiere hacerme un trabajito, dice que la subida del ritmo cardiaco, o no sé qué monserga, que provoca un orgasmo, pueda adelantar el parto, ¿no crees que es de locos?, me enseña el cielo, me hace que me guste subir a él varias veces en la noche y ahora porque, quiere cuidarme a mí y a mis hijos, me lo quita y aun me quedan tres meses más. por lo menos. sin poder comerme a mi hightlander, y como postre cada día está más comestible. ¿no es completamente ilógico?"- dije mientras me acariciaba mi voluminosa barriga sentada en la mecedora que mi marido había puesto en mi cuarto para que descansara más cómoda.

No quise hacer ver que en el fondo la ilógica era yo, pero eran las hormonas, 15 kilos de más, los pies hinchados, y la sensación de sentirme como un balón de playa la que habla.

A eso le añado que llevaba toda la mañana sintiendo una presión en los riñones, se justificaba todo.

-" Estoy embarazada"- me soltó de repente mi prima, interrumpiendo mi quejadera de niña chica -" y Martín aun no lo sabe, y viéndote como estas, no sé si estoy preparada, no quiero perder mi poder de diosa,"- me soltó, la mal nacida diosa, en ese momento.

Deseo LiberadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora