Capitulo VII Me deseas, te reto a tenerme.

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Cuando desperté, no sabía dónde me encontraba. Tardé unos segundos en reconocer la habitación del hotel. Me imagine que por la luz que se colaba por la ventana serían alrededor de las diez.

Me giré hacia el otro lado de la cama y la encontré vacía, solo había una nota sobre la almohada que ponía:

"Ha sido maravilloso, me has vuelto loco. Sé que dijimos, que sería el rollo de una noche, como ves, he cumplido mi promesa, me ido antes que te despertaras, pero desearía volverte a ver. Si cambias de opinión. Recuerda que tienes mi número. Un beso. Y gracias por el placer que me has dado. Miquel"

Sonreí leyendo la nota, y me permití recordar, la noche anterior:

Cuando Miquel cerró la puerta, me sorprendió encontrar a mi prima, que había acorralado a su policía, contra la pared, y lo estaba besando.

-" ¿Crees que tu compañero va a necesitar refuerzos?"- Le pregunté.

-" No creo, que se las arregle solo"- me dijo mi agente riendo, mientras me llevaba en brazos.

-" Entonces llévame a mi habitación. Que ellos se encarguen de sus problemas, tú y yo tenemos otras cosas que ... discutir"- antes de entrar en mi habitación, le dije a mi prima.

-" Hasta mañana diosa, saludos al Olimpo". Ella me hizo un gesto con la mano, mientras seguía en su tarea de besar al policía mientras lo arrastraba a su habitación, que significaba de acuerdo y lárgate.

Entre a la habitación riendo, mientras mi policía volvía a cerrarla de una patada, a continuación, me deposito en el suelo, y yo me abalance a sus labios colgándome de su cuello, dios que bien sabe, y como besa.

Sentí que me apoyaba de espaldas en la pared y junto a la puerta. De un salto, subí mis piernas ahorcajadas sobre sus caderas.

Esto hizo que mi vestido se subiera por encina de mi trasero, y sus manos comenzaron a acariciárme, descubriendo que llevaba una tanguita muy fina, que dejaban mis nalgas al descubierto, lo oí gemir contra mi boca.

-" Quítame esto"- le ordene, refiriendo me a mi traje. Me volvió a poner de pie y de un tirón me lo saco, me quede delante de el con un sujetador sin asillas y una tanguita negra a juego.

-" ¡Dios mío!" lo oí exclamar.

-" ¿Te gusta?... ¿Has cenado?"- el me miro extrañado, por mi pregunta, -"si no has cenado, puedes comerme a mi"- le susurre mientras le mordía el lóbulo de la oreja, esto provoco un pequeño rugido por parte del policía, que me cogió en brazo y me tumbo sobre la cama, comenzando la tarea de cenarme.

Mientras literalmente se arrancaba la ropa. Me habían hablado de la doble estimulación, y lo entendí en ese momento, cuando mientras mis ojos recorrían su cuerpo desnudo y musculado, sentía como sus labios, su lengua y sus dientes recorrer mi cuello y mis hombros. Sus manos acariciaban mis pechos, liberándolos del sujetador, para después devóralos.
No paraba de gemir y acariciar esos músculos, sentí como sus manos me acariciaba sobre mis tangas, el inicio sobre mis labios, en busca de ese punto que hace estremecer a las mujeres.

-" ¡Espera!"- le dije, parando sus caricias repentinamente-" dos cosas antes de seguir, primero, esto no significa nada, es un entretenimiento saludable, mañana te pediría que ni estés aquí, ¿estás de acuerdo?, si lo estas te diré la segunda condición"- le dije mirándolo a los ojos.

-" De acuerdo"- me dijo el con voz ronca por la excitación. Me di cuenta que ni se lo pensó, el deseo lo controlaba. Que simple son los hombres pensé por un segundo.

-" Mi otra condición es, que, aunque está claro que será con protección, ¿cuántos vas a necesitar?"- dije alargando la mano, y cogiendo de la gaveta de la mesilla una tira de seis condones. En ese momento, el soltó, un gruñido, casi animal, y me devoro los labios.

Deseo LiberadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora