ANTIGUOS ENEMIGOS

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Verlo dormir es una de las cosas que más disfruto.

Cuando está dormido, la expresión de seriedad y arrogancia que siempre parece tener grabada en su cara desaparece. Se ve tan sereno y lindo cuando sus facciones se relajan.
Paseo mis dedos por su cuello lleno de chupetones que yo mismo provoque; y aunque se lo niegue, me encanta ver como esas marcas púrpuras adornan su piel pálida. Me recuerdan que solo yo tengo el privilegio de tocarlo así...

Ao Bing, se remueve levemente bajo mi toque. El no es de levantarce tan temprano. Aunque las 8 de la mañana ya no debería de contar como "temprano".

Mis dedos se detienen en la primer placa metálica que esta sobre su columna. En un principio me causó mucha curiosidad aquello, a tal punto que casi le rogué para que me contará sobre ello.

«Es una especie de espina dorsal artificial... Sin ella no podría mantenerme vivo. Mi papá la mandó a hacer para mi cuando aún era muy joven, así que no recuerdo mucho sobre el tema. Solo se que gracias a ella puedo seguir con mi vida normal...»

Y fue tan adorable y excitante verlo temblar cuando la tocaba

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Y fue tan adorable y excitante verlo temblar cuando la tocaba. A pesar de no ser algo propio de su cuerpo, parecía tener la misma reacción que si no estubiera pegada en su espalda.

Tengo que despertarlo. Ya es tarde y si no mal recuerdo hoy tiene mucho trabajo que hacer.

-BingBing... Es hora de levantarce -reparto unos cuantos besos en su cuello.

Enseguida el reacciona a mi toque.

-No me digas BingBing... Me recuerdas a mi padre - entierra si cara en mi almohada mates de seguir-. Y es algo asqueroso pensar en mi padre cuando tu me llamas así.

Suelto una risa ligera. Me tumbo a un lado de él en la cama.

-Pronto se me ocurrirá un nuevo apodo para ti. Por el momento seguirá siendo BingBing -sigo dejando besos sobre la piel de su espalda-. Además, te recuerdo que hoy tienes trabajo...

Y eso es suficiente para que despierte por completo. Casi brinca de la cama, para empezar a recoger su ropa del suelo.

-¡Demonios!, ¿Que hora es?, papá me va a matar si llego tarde otra vez.

-Son las 8: 20 de la mañana. Aún tienes tiempo para llegar. Claro, si te vas ya.

-Claro que me voy ya, idiota -corre directo al baño a cepillar sus dientes y darce una rápida ducha con agua fría.

Solo demora 5 minutos exactos, en salir del baño completamente aregaldo de pies a cabeza. El saco blanco con adornos azules le queda perfecto. Bueno, todo lo que se ponga se le ve perfecto.

-Yunxiang, ¿no vemos por la noche? -pregunta mientras se coloca el reloj de pulsera.

-A las 8 estaré libre.

NEZHA: EL RENACER DE UN DIOS [Oubing] Onde histórias criam vida. Descubra agora