EXTRAÑAR DUELE

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Sentía ganas de llorar.
A su edad, ya no le parecía correcto tener que llorar, pero aún así lo hizo.
Se encerró en su habitación y las lágrimas comenzaron a bañar su cara.
Lloraba con la rabia quemándole las entrañas, lloraba con la angustia consumiendo su corazón, lloraba sintiendo que se asfixiaba con el miedo mordisqueando sus nervios...
Lloraba cómo si fuera un niño otra vez; lloraba cómo cuando se perdía en el edificio y se quedaba tendido en el pasillo esperando que su padre o sus hermanos aparecieran.
Pero esta vez no estaba perdido, ahora su llanto era de pura frustración, puro coraje y sobre todo miedo; miedo por el porvenir.

No podía ser verdad todo aquello, ¿O si?
Se negaba a creer que Li Yunxiang sólo se hubiera acercado a él para lastimarlo. Eso era imposible...
En un principio ni siquiera podían estar en la misma habitación sin pelearse o insultarse, Ao Bing se negaba a creer que así fuera.
Comenzó a recordar todos estos meses junto al pelinegro.
Sus idas y venidas; las charlas sobre autos y motocicletas, las conversaciones sin sentido sobre coas que les gustaban a ambos; la primer "cita" que compartieron, su primer beso, el primer regalo que intercambiaron, la primera vez que Yunxiang lo tocó; cuando cocino y se presentó ante los Li como novio del pelinegro... No era justo para su corazón y su mente pensar que todos aquellos momentos y recuerdos eran falsos, sentía que se moriría si seguía ese hilo de pensamientos.

Conforme se calmo y sus lágrimas dejaron de nublar su vista, la tristeza se hizo a un lado y  la rabia que sentía ocupo su lugar.
Quería golpear algo o a alguien, necesitaba desquitarse; estaba harto del destino, estaba harto vivir entre verdades a medias, de no saber nunca la verdad sobre su familia. Estaba furioso con su padre y sus hermanos por ocultarle las cosas. El ya no era un niño, podía entender y manejar las cosas, que su padre y hermanos aún lo vieran como un bebé, era distinto... Aun tenían la idea de que estaba chiquito y debían cuidarlo, eso solo le daba mas coraje.

Estaba furioso con todo y con todos. Quería gritar y romper algo, pero en su lugar, se limitó a aruñar el suelo con sus garras. El ruido era más que molesto pero, le gustaba hacer eso de pequeño para calmarse cuando se sentía mal.
A veces ocurría que cuando se desestabilizaba, su cuerpo dejaba ver sus garras o sus cuernos, por eso siempre practicaba ejercicios de respiración y meditación... Sería problemático que en plena calle alguien lo viera con cuernos y cola.

El ruido producido por sus garras arañando el suelo, hizo que el minino que dormía en la cama se quejara del ruido y maullara con molestia.

Ao Bing enseguida se detuvo, su bebé no tenía la culpa de sus problemas.
Respiro con profundidad hasta que las garras regresaron a ser uñas de nuevo.

Se levantó con cansancio del suelo y se encaminó a la cama, sería bueno quizá descansar un poco.

—Lo siento Shui, lamento despertarte —el rubio se sentó en la cama y le acarició las orejitas al minino. Parecía disfrutar los mimos.

—Es que tengo muchos problemas... Papá cree que si me encierra en una bola de cristal, nadie podrá lastimarme, pero eso no resolverá nada... Necesito verlo, yo se que hay más. Me niego a creer que Yunxiang sea un monstruo.

Shui maulló como si le diera la razón al rubio.
Ao Bing hizo una mueca parecida a una sonrisa.

—Ellos no me creen pero Yunxiang es un buen chico, yo se que a veces es un poco torpe y brusco, pero es buen muchacho. Y necesito verlo... Debo hablar con el. Lo extraño... También debo disculparme, anoche no debieron pasar muchas cosas.

Se sacó los zapatos y se acomodo en la enorme cama con el pequeño gato siguiéndolo de cerca. Descanso su cabeza sobre la almohada blanca, Shui se acomodo cerca de su pecho.
Ao Bing miraba a la bola de pelos con adoración. El animalito enseguida se acomodo para volver a dormir.

NEZHA: EL RENACER DE UN DIOS [Oubing] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora