NEZHA: EL RENACER DE UN DIOS [Oubing]

ERRAR ES COSA DE HUMANOS

No había palabras para describir lo que sentía.

Era el peor padre de todos los tiempos, no necesita que nadie se lo confirme.
Un padre que ama a sus hijos, no los hace sufrir y él... Él solo ha lastimado a sus hijos; y esto no era culpa de Nezha.

En el fondo de su corazón sabía que cometía un gran error al encerrar a su hijo, en la zona más despreciable del palacio -lo estaba tratando como a un criminal-. Era casi como decirle que lo despreciaba, pero el miedo hace mucho que lo había cegado, no escucharía razones, no entendería que solo empeoraba las cosas... No ahora, no cuando el alma de Nezha buscaría venganza, porque claro que lo haría.
Y ellos eran su objetivo.

En cuanto Ao Bing fue arrastrado a lo profundo del palacio submarino.
Hizo que Yasha se llevara a sus hijos de la oficina.

Estando en la soledad de su inmensa oficina se permitió liberar su frustración.
Le permitió a sus demonios aplastarlo y cayó de rodillas al suelo.
Toda esta situación era agotadora y por más que quisiera creer que esto cambiaría las cosas, presentía que el destino le volvería a escupir en la cara como lo hizo hace siglos atrás.

De rodillas y agotado; observó a centímetros de distancia, la cadena con el emblema de la familia que Ao Bing estrelló en el suelo pulido antes de ser encerrado.
Y la culpa regresó con más fuerza que antes.
Gateo hasta el destruido accesorio y lo tomó con las manos enguantadas. El gran zafiro dentro del colgante se había roto y la cabeza del dragón se había deformado un poco.
Recogió los pedazo destruidos de la piedra y aun con el corazón estrujado, se levantó y guardo la pieza de joyería el bolsillo de su costosa gabardina negra.

«Aún hay tiempo... Aun puedo resolverlo»

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La Zona Muerta...

Es el lugar donde todos los monstruos y demonios que el poderoso Señor del Mar del Este derrotó, y fueron encerrados. Hace miles de años que aquellas horribles criaturas dejaron de habitar en lo profundo del palacio submarino Pero su energía y resentimiento quedó atrapado en las paredes de lo que alguna vez fueron celdas... Aun sienten un odio inmenso, por el Poderoso Señor que los mantuvo recluidos por el resto de sus asquerosas existencias.
Algún día lograrían llegar hasta el Rey Dragon, algún día acabarían con el y arruinarían su vida así como él lo hizo con ellos...

La cabeza del rubio era un desastre.
Yasha en sus años de estudio, muchas veces le recordó lo importante que era que nunca se acercara a la Zona Muerta del palacio. No importa que tanta curiosidad sintiera; el hombre fue claro con sus palabras: Si no quieres morir todavía, nunca te acerques a la Zona Muerta... Ni siquiera pienses en acercarte, la energía que quedo atrapada ahí es sumamente peligrosa, lo más inteligente que puedes hacer es nunca estar ahí.

Las cintas escarlata que lo apresaban, aflojaron su agarre sobre su cuerpo; por más que trató, no pudo liberarse, aquella fuerza invisible parecía infinita y sus energías hace mucho ya lo habían abandonado.
Con el pánico picando en cada poro de su cuerpo, observó como llegaba hasta el límite de los terrenos del palacio submarino. Y a sólo unos pasos, se abría el abismo donde los antiguos enemigos y demonios que su padre, junto a sus hermanos apreso en las entrañas de la tierra.

La cinta comenzó a tironear de nuevo y fue arrastrado al fondo de aquel lugar lleno de oscuridad, olor a muerte y sangre.
Sus ojos sólo enfocaban oscuridad. El sonido había desaparecido, no había nada... Y eso lo aterro, incluso el agua a su alrededor pareció caer en el mutismo...
Descendió quizá 80 o tal vez 100 metros, no estaba seguro. No podría decirlo con seguridad...
El agua a su alrededor se comenzó a tonar más fría conforme seguía cayendo a lo profundo.
Y siguió y siguió y siguió...