MORRIGAN. [Seth Clearwater]

━━━━ 014. LUNA NUEVA.

| rainbow before the storm. |

Morrigan se había acostumbrado al frío de la playa, al igual que llevar un traje de baño debajo de sus ropas en vez de ropa interior era toda una costumbre. Su remera había desaparecido al igual que sus zapatillas, el traje de baño negro revelaba el frío que tenía, su piel de gallina también la delataban, pero no tanto como sus pezones duros por el viento.

Seth tomo la concha de mar que Morrigan le había entregado antes de salir corriendo nuevamente hacia el agua salada, mojando sus pies con la mirada pegada en la arena en busca de mas caracoles. Había sentido la piel fría de Morrigan, dudando en acercarse a ella, pero cuando había decidido que no, la muchacha ya había corrido hacia el con otro caracol en la mano.

—¡Seth! ¡Mira! Es rosa— el paso emocionado de la humana paro mientras que levantaba su brazo para mostrarle.

Seth apenas vio la caracola y sonrió. —Es hermosa— alago indirectamente con un pequeño dejavú.

Morrigan no respondió nada al respecto, se limitó a tomar aire antes de voltear dispuesta a seguir buscando más caracolas pero, tal como lo esperaba, la mano de Seth en su brazo la detuvo suavemente, casi con apenas un roce, tenia una venda algo manchada de sangre por más que se veía en sus bordes limpia, no había considerado que con la arena y el viento del mar podría infectársele.
Seth temía que Morrigan se aleje por miedo o que le emboque un gancho derecho de la sorpresa, aunque fue todo lo contrario, ella se había quedado allí parada aún dándole la espalda.

—¿Podemos solo olvidarlo y ya?— murmuró Morrigan alejando su brazo de Seth cambiando completamente el ambiente.

—Deberíamos hablarlo— contestó el muchacho con sus ojos clavados en la nuca de Morrigan esperando a que voltee y así lo hizo.

La castaña giró a enfrentarlo mientras rodaba los ojos y hablaba. —Es que va a volverse incómodo. Tu dirás la palabra y yo tendré que decir que no ocurre nada y nos vamos a quedar en silencio y se volverá todo incómodo— hablaba entre balbuceos y ojos en blanco, moviendo su cabeza entre palabras y cruzándose de brazos.

—Morrigan, creo que-— el ringtone del celular de la muchacha sino fuertemente en su bolsillo trasero, ella lo sacó y se fijó quien la llamaba cortando rápidamente para no interrumpir a Seth.

—¿Que decías?

—No podemos hacer como si-— el celular volvió a sonar y Morrigan volvió a cortar sin siquiera mirar, manteniendo sus ojos avellana en el hombre lobo. —-como si no te hubiera las-— nuevamente volvió a sonar y antes de que Morrigan cuelgue, Seth la detuvo. —¿Quién es?

Morrigan se fijó el celular y contestó con un suspiro. —Carlisle. Probablemente me quiera preguntar donde, con quien, y a qué hora llegaré a casa— hablo sin despegar la vista del celular.