━━━━ 001. LUNA NUEVA.

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—Si no quieren que les arranque las orejas se irán— mustio Morrigan entre dientes, aun encondidas bajo las cobijas de su cama

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—Si no quieren que les arranque las orejas se irán— mustio Morrigan entre dientes, aun encondidas bajo las cobijas de su cama.

Podía sentir a los dos muchachos que estaban parados frente a los pies de su cama, segura de decir que estaban de brazos cruzados con sus ceños fruncidos.

—La última vez que saliste fue hace un mes— la voz potente de su mejor amigo, Jacob Black, se hizo presente. —Y fue para comprar un paquete de toallitas femeninas.

Morrigan suspiró frustrada y quitó de un tirón las sábanas que cubrían su cabeza, sentándose levemente para ver a los dos muchachos que estaban empecinados a sacarla de su depresión post-abandono familiar.

—Y tú estás fingiendo tener mononucleosis porque te conviertes en un perro gigante—respondió la única mujer de la habitación, volviendo a acostarse y taparse hasta la cabeza.

El bufido por parte de Paul Lahote no se hizo esperar. —No puedo creer que estes así porque un chupasangre te rompió el corazón.

Como si fuera un detonante, la muchacha se sentó rápidamente en la cama y lo miró enojada, ambos lobos dieron un paso hacia atrás al ver la expresión facial de Morrigan; podían ser lobos, si, pero nunca mas se atreverían a molestar a la castaña si no querían terminar con un un pie roto y sus brazos reventados en golpes.

—No perdí solo a mi novio, Paul. Perdí a la familia que me saco de la calle— reprendió levantándose de la cama, haciendo que los lobos den otro paso hacia atrás. —Oh por Dios, superen algún día la paliza que les di— reprochó la muchacha al ver como retrocedían ante sus movimientos.

—No me arriesgaré a que me arranques pelo de nuevo— bromeó el menor de los tres, haciendo que Morrigan y Paul lo miren mal.

—Anda, Mo. Vamos a lo de Sam, la manada te echa de menos— insistió el quileute mayor avanzando unos pasos hacia el ropero de su amiga.

Morrigan no contestó, se limitó a ignorarlo para salir de la habitación y entrar al baño. Los quileute se quedaron en silencio escuchando como el agua de la lluvia artificial impactaba contra el cuerpo de la castaña. Mientras que Paul revisaba los cajones con interés eligiendo algunas prendas, Jacob observó atentamente el calendario que había colgado.

El día de la fecha estaba remarcado de color rosa con un signo de admiración en el medio de este.

—Paul— lo llamó sin quitar la vista del calendario, se levantó a tomarlo bruscamente y se lo mostró a su amigo. —Es por esto que ella salió de la cama— mustio entre dientes.

Paul se acercó y se lo arrebato de las manos observando la fecha. En el momento que Morrigan entró a la habitación con una toalla cubriendo su cuerpo, sintió como algo impacto contra su anatomía.

MORRIGAN. [Seth Clearwater]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora