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Para Yoongi este era un día extremadamente importante, se levantó desde muy temprano y dio órdenes a los cocineros para que prepararan un exquisito banquete y colocaran la mesa, la presentación era importante, manteles dorados con rojo, adornos de flores en el centro y para ambientar la atmósfera una música tranquila y suave.

¿Y que se debía todo esto? Pues había recibido una carta de parte de los reyes de Baekje en la cual informaban su estadía en el Palacio.

Yoongi fue tomado por sorpresa el día de ayer, no tuvo tiempo ni de prepararse mejor, pero tampoco los recibiría mal, los reyes vecinos eran sus más grandes aliados, siendo viejos amigos de su difunto padre, son personas importantes y los recibiría como merecían.

Por eso desde muy temprano se puso sus mejores ropas de seda, los sirvientes corrían de un lado a otro preparando el salón real.

Yoongi se aseguraba de que todo estuviera en orden, pasando su mano por las sillas y floreros revisando que no tuvieran ni la más mínima participa de polvo, Yoongi era un hombre exigente y estricto, no importa si una rosa se veía con un tono de color diferente a las demas, para el ese pequeño detalle echaba a perder todo.

Cuando los reyes llegaron mando a llamar al concubinato, las mujeres vestían lujosamente, los vestidos eran de tela fina, los accesorios en sus muñecas cuello y orejas eran de oro puro con incrustaciones de piedras hermosas.

Jimin por su parte vestía un Hanbok rojo con diseños de mariposas en las mangas y cuello, su maquillaje era discreto y su cabello tenía adornos florales, haciéndolo lucir elegante y lindo a la vez.

Llamaba mucho la atención y eso lo incomodaba, sobretodo cuando Yoongi lo presentó con los soberanos del reino vecino, sus piernas temblaban y sus manos sudaban horriblemente.

Tenía miedo de decir algo que no debía, aún no elimina completamente su vocabulario corriente, habían palabras que aún escapaban sin siquiera notarlo, por eso se abstenía de hablar si no era necesario. Yoongi por su parte hablaba con tanta naturalidad, su sonrisa no podía pasar desapercibida por el pequeño Doncel que sin querer soltaba uno que otro suspiro enamorado.

─ ¿Que edad tienes Jimin? ─ la reina preguntó amablemente, pero había algo de frialdad en su mirada y eso ponía nervioso al nombrado.

─ 19 su majestad ─ respondió simplemente y sin mirarla a los ojos.

─ Oh, aún eres muy joven ─ la reina ya tenía una edad bastante avanzada, por lo cual la edad de Jimin aún le parecía bastante prematura.

El Doncel se acercó más a Yoongi, se preguntó qué pasaba por la cabeza del rey en estos momentos.

─ Escuche tu historia, sé que eres un niño de pueblo, dime ¿que se siente un cambio como este para tu vida? ¿te han gustado las comodidades del Palacio? ─ Jimin no comprendía pero podía sentir veneno en sus palabras, aunque le estuviera sonriendo sentía que todo era fingido.

Jimin tragó grueso, comenzando a sudar helado, Yoongi había notado su nerviosismo y tensión en sus músculos pues en algún momento el Doncel había tomado su mano.

─ Cariño ¿no crees que estás haciendo muchas preguntas? ─ el rey a diferencia de su esposa tenía una mirada suave y tierna.

─ Solo es una pregunta nada más, no le veo nada de malo ─ la mujer sonrió falsamente, Yoongi acarició el dedito pulgar de Jimin buscando con este gesto transmitir seguridad.

─ Respondiendo a su pregunta ─ el menor se armó de valor ─ Al principio si me fue difícil, había cosas que no entendía y para ser sincero aún me cuesta hacerlo ─ sonrió tímidamente ─ pero he recibido ayuda y conocido gente buena las cuales con mucha paciencia me han explicado cómo debo comportarme, el cambio no fue fácil, abandonar una vida y adaptarse a una completamente distinta no es sencillo pero estoy dando todo de mí para cumplir las expectativas de las personas como usted ─ Jimin no sabe si lo último ducho se escuchó irrespetuoso pero la carcajada del rey mayor lo puso en que pensar.

✔Min dynasty [Yoonmin] Onde histórias criam vida. Descubra agora