⋆⌘⋆ nuevo estudiante

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—¿Ya terminaste? —cuestionó Zhou Cheng, observando como el omega más pequeño sacaba sus materiales del casillero.

—Uh, sí, ya está. —le sonrió brevemente, apegando un par de libros a su pecho.

—Bien, vamos.

—Te voy siguiendo. —murmuró.

—Ah, oye Zhan. ¿Ya le pediste permiso a tus padres para ir a cumple años de Fan Xing?

—Bueno... Aún no, la verdad es que —sus palabras se murieron en el aire, había sido interrumpido por un fuerte grito en la lejanía.

¡Cierra la puta boca!

Tanto Zhan como Cheng se miraron con confusión, para luego dar media vuelta y buscar al dueño de aquella enojada voz.

Los estudiantes formaron un círculo, rodeando al chico y haciendo que el omega no pudiera ver absolutamente nada. Con un leve puchero de disconformidad, decidió caminar hacia el punto en dónde se había formado el escándalo.

—Espera, Zhan. —exclamó Zhou Cheng yendo detrás de él.

El pelinegro siguió caminando, y debido a que era de baja estatura, pudo infiltrarse en la masa de personas que estaban juntas.

El aroma a café amargo llegó a su nariz de manera instantánea, indicádole la presencia de un alfa y haciendo que su lobito se removiera inquieto ante tan agradable olor. Estiró un poco el cuello para obtener algo y entonces, lo vio.

Era efectivamente un alfa, de cabello castaño brillante, cuerpo tonificado, piel blanca y de mucho tatuajes por toda la extensión de sus brazos.

La curiosidad de Zhan se hizo presente. ¿Quién era él? Nunca lo había visto caminar por la escuela.

—No vuelvas a meterte conmigo. ¿¡Entendiste!?  —le gruñó pesadamente a cierto beta que yacía en el suelo. Dió una vuelta, observando a la gente que estaba cerca de él. —¿Y ustedes qué? ¡Lárguense!

El alfa tomó el tiempo a mirar a cada uno de ellos con sumo desprecio, indicándoles amenazante que no invadieran su espacio. Logró su meta, y es que los jóvenes fueron huyendo con rapidez. Sin embargo, por unos instantes, sus almendrados orbes chocaron fijamente con los de Zhan, haciendo que el omega se tensara en puros nervios.

El castaño lo observó un poco más pero ya sin aquella ira dominante, solo era una mirada profunda y neutral. Xiao Zhan lo analizó suavemente con la mirada, apreciando sus espesas cejas y sus prominentes belfos. Tenía la mandíbula perfectamente marcada pero unos pómulos muy bonitos y esponjosos. Recorrió todo aquel rostro con la vista hasta detenerse nuevamente en los ojos del castaño.

Aquellos segundos parecían eternos.

—Zhan, v-vámonos. —sugirió Cheng preocupado, tomando a su mejor amigo del brazo para alejarlo completamente.

El alfa rompió el contacto visual para chasquear la lengua y sacudir bruscamente su cabellos con ambas manos. Xiao Zhan no dejó de mirarlo por más que fuera halado por su mejor amigo. Simplemente había algo en el chico que capturaba toda su atención y la de su lobo.

—¿Quién es el, ChengCheng?

—¿Cómo voy a saberlo? —aclaró con horror. —jamás lo había visto, es decir, jamás había visto a un alfa tan maleducado.

El pelinegro frunció sus labios con disgusto. Realmente quería saber quién era ese lindo chico.

—Además, ¿Por qué lo preguntas? —siguió hablando el peli-café, mirándolo de manera acusadora.

—Uh... S-solo es curiosidad. —se encogió de hombros.

Zhou Cheng arqueó una ceja. Su mejor amigo era un muy mal mentiroso.

—Xiao Zhan...

El mencionado mordió su labio inferior y realmente se sintió agradecido cuando la campana sonó en ese mismo instante. Se había salvado.

—¡Se nos hace tarde! —exclamó, corriendo para librarse de la incómoda pregunta que ni él mismo se creía capaz de responder.

—¡Xiao Zhan! ¡No me dejes con el tema inconcluso! —gritó yendo detrás de él.

El pelinegro logró llegar a la puerta del aula con éxito, pero sintió como la mano de Zhou Cheng iba directamente a su hombro.

—Este tema no se ha terminado, Zhan. —le advirtió.

—Entremos ya, el profesor no tarda en llegar. —trató de ignorarlo avanzando antes que el pelicafé.

Zhou Cheng resopló con hastío. ¿Qué estaba pasando por la cabezota se su mejor amigo?

—Según el escritor Hermann Hesse en su libro Demian, nos cuenta que- —un par de toques a la puerta interrumpió la clase del profesor de Literatura

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—Según el escritor Hermann Hesse en su libro Demian, nos cuenta que- —un par de toques a la puerta interrumpió la clase del profesor de Literatura.

—Buenos días, maestro Zi-teng. Lamento interponerme en su hora pero es que venía a traerle al nuevo alumno de último grado.

Zhou Cheng arrugó el ceño con confusión y curiosidad. Aprovechó en acercarse a la carpeta de su mejor amigo para hablarle, después de todo, los demás estaban haciendo lo mismo.

—¿De qué crees que estén hablando? —dijo en tono bajito.

Xiao Zhan dejó de leer el libro que el profesor les había mandado que trajeran y miró al peli-café. —Pues no sé. —alzó sus hombros con desinterés. —Tampoco es cómo si escuchara algo.

—Silencio, por favor. —la grave voz del profesor resonó nuevamente. —Hoy tienen a un nuevo compañero de grado.

¿Nuevo compañero?

—Haga una pequeña presentación, por favor.

Xiao Zhan alzó rápidamente la cabeza al sentir el aroma a café amargo. Sus ojitos se abrieron con desmesura al ver a aquel alfa nuevamente.

Que casualidades traía la vida.

Todos los presentes miraron al castaño con atención, incluso cuando este viró los ojos con fastidio y resopló vagamente.

—Buenos días, me llamo Wang Yibo y vengo natalmente de Luoyang. Actualmente tengo 18 años. —soltó un suspiro con extrañeza, cómo si lo que fuera a decir próximamente fuera algo obligatorio. Quizá sí lo era para él. —Espero llevarme bien con ustedes. —concluyó entre dientes.

—Muy bien, Joven Wang, pase a tomar asiento y preste rápidamente atención a mi clase. Esta vez solo escuchará mis explicaciones pero para la próxima necesito que traiga sus materiales y se nivele a los demás.

—Gracias. —murmuró para luego caminar y buscar un asiento verdaderamente alejado de la pizarra.

—Cómo seguíamos... —el maestro retomó nuevamente la palabra, logrando captar la atención de algunos alumnos.

Y es que no todos estaban concentrados en algo que no fuera el nuevo estudiante del grado. En especial por parte de los hormonales omegas, quienes sonreían y murmuraban quién sabe qué entre ellas a la para que observaban a Yibo de manera tímida.

Zhan trató de fingir que nada interesante había pasado y se esforzó mucho en escuchar la exposición que el profesor Zi-teng compartía en el aula. Después de todo era uno de sus cursos favoritos y no tenía que dejarse llevar por su plena curiosidad ante el alfa castaño.

No, no, tenía que ignorar la emoción rara que su lobo sentía.

𝐁𝐀𝐃 𝐁𝐎𝐘 ₪ YiZhan [PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora