Say something | Loki

Capitulo 21

NOTA: No sé si fue buena idea publicar este capitulo, honestamente no he quedado del todo satisfecha pero ya no podía dejarlos más en la espera. Quiero disculparme por no haber actualizado la historia a la brevedad, y agradezco su paciencia. Solo quisiera que la espera valga la pena y si no es así intentaré compesarlo en el siguiente capitulo. Gracias por leer. Cualquier comentario, duda o sugerencia, no duden en hacermela saber. Bendiciones! (SamaraGM)

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Permanezco en este lugar, cualquiera que sea, pensando cada día que al día siguiente tendré la fuerza de voluntad para irme sin despedirme, sin verlo otra vez a los ojos… simplemente encontraré la manera de dejarlo, por fin puedo irme sin intenciones de regresar, sin ganas de volverlo a ver. Nunca quise tanto olvidarlo como hoy… como ayer, como mañana también… así siento que pasan los días, que se oculta el sol y me quedo sola en medio de la oscuridad de mis heridas apenas queriendo sanar. Siempre justificando mi debilidad, siempre odiándome por no poder dejar de sentir. Dicen que cuando se ama realmente a alguien, incluso habiendo un millón de razones para abandonarlo, todavía eres capaz de buscar una razón… una sola… para quedarte. Y yo sigo aquí.

Se puede decir que desde ese primer reencuentro, cuando dejó en claro que podía irme, no he vuelto a toparme con él. Pero aquí siempre todo está impecable. Tengo atuendos en el armario de la misma habitación, la comida servida en la mesa justo al momento en que me siento hambrienta, no me hace falta nada. Además todo aquí es cautivante, cada detalle de esta finca parece haberse hecho con dedicación y especial esfuerzo, no hay nada por casualidad. Todo me gusta, es como si hubiera sido inspirada en mí. Respecto a las atenciones, sé que es él, sé que Loki hace todo esto por mí, sé que sigue aquí. Pero de alguna u otra manera evita que yo lo vea. Al inicio pensé que estaba bien, que en realidad no quería verlo… y justo ahora no sé en qué pensar.

Salí de aquella habitación, como casi todos los días a la misma hora supongo, aquí no se mide el tiempo. Encuentro como de costumbre un exquisito platillo servido con singular elegancia en la mesa, lo acompaña una copa de vino, cubiertos brillantes como la plata y la clásica servilleta de tela doblada atentamente para darle elegancia. No parece comida de verdad, es más bien una especie de “arte” culinario posado sobre la mesa, ni siquiera el más fiel y dedicado sirviente podría hacer lucir la comida de su amo de esta manera.

Parece que sonrío discretamente, es inevitable solo de pensar en que “alguien” se ha tomado la molestia de hacer este tipo de cosas para mí. Suspiro, pero no de ilusión, sino de decepción… no haré un repaso general de todo lo que he tenido que pasar para llegar justo aquí, a este momento en donde me creo tan incapaz de definir lo que siento, lo que quiero. Sobrevive el dolor, aun duele… el alucinógeno más fuerte que existe en este infinito universo, se le llama amor. Es altamente adictivo y te hace ver personas, dioses, que no existen… dudas incluso de tu realidad, recaes con la más mínima dosis de atención. Está en tu sangre, nunca se va… nunca puedes escapar.

Me acerco a la mesa, desanimada porque de nuevo tendré que comer sin compañía alguna, eso es obvio como siempre porque solo encuentro un plato y lo demás es vacío. Doy un sorbo al vino en la copa, lo bebo media sedienta, pero antes de decidirme a sentar y comer, escucho de afuera un ruido particular. Como el de las ramas de los arboles quebrándose, como de las hojas de los arbustos sacudiéndose… hay alguien más aquí.

Salgo tranquila al enorme jardín, el mismo que veo desde el balcón de la habitación donde duermo. Está lleno de plantas verdes, arbustos y árboles frondosos que dificultan mi visión, pero después de caminar un poco es que lo encuentro. Me quedo quieta. Parece muy tranquilo mientras recolecta algunos frutos de los árboles, pone atención a cada uno, elige con cuidado y como que sonríe satisfecho mientras piensa en algo cuando mete el manjar en la bolsa de tela que cuelga de su hombro.