Capitulo 12

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Las noches eran pesadas, sin descanso para Sigyn. Hacía lo posible por quedarse dormida, por cerrar sus ojos y soñar tranquila, pero eso jamás pasaba... se quedaba despierta, llorando, si cerraba los ojos y el insomnio se descuidaba, las pesadillas le atormentaban. Siempre lo veía, a Loki... cayendo por el abismo, sin poder regresar, perdiéndose en mundos desconocidos, capturado por criaturas horripilantes que lo torturaban hasta que se desvanecía por el dolor… y en sus labios leía claramente su nombre. Sigyn.

Despertó exaltada, con lágrimas en los ojos porque de nuevo había tenido la misma pesadilla. A veces creía que era más que solo un mal sueño, quizá un presagio, una visión que los dioses le daban acerca del paradero de Loki… pero, quién creería una cosa así.

Salió de su habitación con su capa roja puesta para cubrirse del frio de la madrugada y una vela en la mano que le alumbraba por donde caminaba. El silencio era casi aterrador, todos los demás dormían, no había una sola alma que vagara por los pasillos del palacio de su padre, aun así fue cuidadosa de que nadie notara sus intenciones.

El cielo negro cubría todo el reino, las estrellas brillaban con intensidad, las lunas se miraban en las penumbras de la oscura noche en la que Sigyn decidió salir a su lugar favorito en todo el reino, su jardín. Necesitaba del alivio que solo las flores le brindaban, la calma que sentía cuando escuchaba aquella fuente de agua al fondo, se sentía menos sola con todos esos árboles y arbustos a su alrededor… por extraño que pareciera, para ella era reconfortante, sin embargo no lo suficiente.

Contemplaba la pura silueta de una flor en especial, en realidad su mirada estaba perdida hacia la nada, en medio de una tormenta de recuerdos... ahora mismo estaba parada justo en el lugar donde lo vio por primera vez, donde él hizo su primera aparición en aquel mismo jardín, y desde entonces fueron dos inseparables espíritus… elegidos para complicarse la vida uno al otro.

Otra vez sus ojos se cristalizaron, metió la mano al bolsillo de su capa roja y sacó con cuidado aquella peculiar flor de color borgoña… la primera que Loki le obsequió. La sujetó en sus manos y puso ambas contra su pecho, mientras sus lágrimas caían al suelo como gotas de rocío, enterrándose en la tierra bajo sus pies para que nadie supiera del dolor que le afligía al corazón de Sigyn.

Sintió de pronto una presencia incapaz de ignorar, alguien más estaba con ella en el jardín y la observaba. Trató de componer la compostura y empezó a buscar con la mirada a su alrededor, pero la oscuridad no era su aliada, no podía distinguir nada, solo las siluetas de los árboles y arbustos que ya conocía de memoria. Tuvo miedo, pero estaba a tiempo de marcharse y regresar a su habitación…

-Espera!- Escuchó una voz masculina que provenía detrás de un árbol. –No te vayas- Sigyn se quedó quieta, paralizada y sin saber exactamente qué sentía. Su corazón palpitaba ridículamente agitado, el miedo seguía invadiendo sus sentidos pero al mismo tiempo la curiosidad le tenía en suspenso.

-Quién eres?- Preguntó, ansiando escuchar la respuesta que desde su interior emanaba, y su corazón estallaba.

-Tú sabes quién soy- Seguía hablándole, sin mostrarse. –Viniste aquí porque querías encontrarme… y aquí estoy.

-Déjame verte, entonces- Solamente estaba jugando a ser valiente, en realidad se sentía aterrada.

-Ven… acércate tu- Le dijo la voz detrás del árbol.

Sigyn lo dudó, pero era solo porque sus ojos no podían ver ni creer lo que su corazón le hacía saber. Aun así fue precavida al acercarse y rodear el tronco de aquel fuerte árbol… esa voz que estremecía sus sentidos solo podía provenir de un solo dios.

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