𝑵𝑬𝑾 𝑳𝑰𝑭𝑬⎯ ❝Alyssa Genovés se había unido al clan Vulturi muchos años antes que Carlisle. Cuando Carlisle decidió irse para formar una familia propia, ella no dudo en aceptar ir con él. Sin saber que después de casi cinco siglos, encontraría a...
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MARATÓN 3/11.
YA LA FAMILIA HABÍA PARTIDO DEL SU HOGAR, LOS PATRIARCAS HABÍAN ACORDADO IR CON SUS primos de Denali, una temporada en Alaska les haría bien. No haría pleitos por la pareja de Edward, les viejo ambiente de jovialidad estría ahí. Compartiendo en familia, sabían que para el cobrizo no era fácil. Lo después de las palabras que le había dicho a su compañera.
Para las vampiras era una aire de alivio sin la presencia de la humana, pero por distintas razones. Rosalie aunque no lo admitiera le tenía envidia, el que ella pudiera tener la familia que se le había sido arrebatada. No odiaba a Carlisle por salvarla, por darle una nueva oportunidad, solo odiaba lo que traía consigo la inmortalidad, el ser estéril, el no envejecer y morir, ver como tus conocidos avanzan en el tiempo mientras tu te quedas estancada. Eso era lo que odiaba la rubia Hale, por eso odiaba a Bella. Como ella si podía avanzar con el paso del tiempo, y elegía la inmortalidad junto a Edward.
Alyssa verdaderamente no la odiaba, su personalidad sumisa era lo que la molestaba. Como dependía para todo del cobrizo, como había dejado de lado a su padre, y a sus amigos. Como ponía primero al chico, la inmortalidad, prefería tener una eternidad con él, ver morir a sus padres, no poder tener hijos. Además de la clara incomodidad de Jasper, cada persona era a su manera, pero depender de alguien a tal extremo era algo insano. Primero eras tú y después el mundo, por más amor que le profecemos a unas personas, primero estamos nosotros. De ahí erradicaba su aversión hacia ella.
Ella junto a Jasper decidió viajar por Europa, sería como su tercera luna de miel. Cuando cumplían su vigésimo aniversario, la ceremonia volvía a repetirse. Y ahora era como el primer día, cada detalle de sus personas lo amaban. Hasta los más simples detalles conocían, los años los hacía compenetrarse cada vez más.
Edward había partido en un viaje de rastreo por Mesoamericana, aunque este no poseyera habilidades de rastreo. Su aire depresivo, entristecia a la familia.
El día del momento de partir llegó, las vampiras tenían sus ojos inundados en lágrimas que nunca saldrían. Emmett y Andrew tenían miradas y sonrisas tristes, sus compañeros de travesuras y juegos ya no estarían ahí. Era por un largo tiempo, recorrer el continente Euroasiático llevaba tiempo. Si algo le encantaba a la vampiresa, eran los viajes y más junto a su esposo.
—Cuídense mucho y llámenos.—habló.—Esme con la voz rota.Los amo a ambos.
—Jasper cuida a mi gemela perdida.—le dijo Emmett a rubio miel.
