Heredera de un secreto

Una transformación escalofriante

Tu amor va yéndose

Si fue un rayo, una luz, no sé.

Tu amor va yéndose

y no tengo más nada, más nada,

ni más que hacer.

        Este capítulo comienza con Natalia y Gala ensayando y hablando sobre música. En la otra habitación estaban Jimena y Gonzalo estudiando, esta primera quejándose del ruido mientras que el segundo estaba absordo sobre un nuevo programa de internet por el cual ambos comenzaron una pequeña batalla. Todos estaban tan metidos en sus asuntos que no notaron la ausencia de Carolina la cual se escabullía escaleras arriba con una vela y fósforos.

        De un momento a otro Jimena, Gonzalo, Gala y Natalia estaban cantando y hablando sobre la música y la cultura, cuando Gonzalo preguntó por Carolina y su paradero los cuatro sintieron una inquietud despampanante porque era raro el que no se les uniera. Jimena fue la primera en buscar en su habitación pero no estaba. Gala sugirió que posiblemente estuviese en la planta alta así que fueron a ver. Gonzalo fue quien tomó coraje y entró al cuarto de la tía Hache del cual salía un luz escasa, un escalofrío les recorrió a los cuatro de pies a cabeza pero nada se comparaba con la vista que tenían de Carolina, era alguien completamente diferente parada inmóvil frente a las grandes puertas espejadas del ropero y con el vestido lila a rayas que llevaba puesto su tía Hache en una de las fotos y el mismo que había visto el día anterior con Gala. Gracias a la voz preocupada de Natalia todos salieron de su transe sintiendo que despertaban de una pesadilla. Gonzalo fue el primero en reaccionar y correr junto a Carolina para envolverla en un abrazo, ella había tomado una respiración profunda y temblando y llorando lo abrazó, instantes después todos estaban sentados en el piso abrazados intentando refugiarse de lo sucedido recientemente.

          Todos regresaron a la sala nuevamente, algunos fascinados y otros con miedo. Como todavía estaban muy conmovidos, no prestaron atención a los aullidos de Cristal que, desde su encierro en el jardín, escuchaba otras voces y ruidos.