Prólogo

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-Kim Namjoon, ¿En qué le puedo ayudar?

Su mañana había sido particularmente tranquila hasta el momento de llegar la tarde, donde esa llamada lo hizo abandonar su lugar de trabajo en aquel importante hospital. Mientras se dirigía hacia el aeropuerto comenzó a realizar llamadas y dar explicaciones a sus altos mandos sobre su ausencia, dando de igual forma indicaciones mientras resida fuera de aquel país.

Volvería a Corea, después de tanto tiempo y aunque no se quedaría por mucho tiempo, sentía que aquel lugar sería completamente diferente a como fue en ocasiones anteriores.

-Hola Seokjin, estoy camino al aeropuerto... -fijo su vista en el reloj de su muñeca, escuchó atento la voz de su hermano y suspiró al escucharlo igual de derrotado que él. -

-El hospital me permitió tomar mi tiempo por la situación, pero no podría dejar desatendido el negocio familiar, lo sabes... -estresado miró hacia el conductor y vio como este mostraba curiosidad al estar hablando en su idioma natal, al momento de unir sus miradas el chófer se disculpó y volvió su vista al camino. -

-Entiendo que estamos en la misma situación, solo estoy cansado Seokjin, trataré de llegar lo más rápido posible.

Tras colgar la llamada volvió su vista al chófer, este nervioso trato de evitar por completo su mirada.

-¿Puede apresurarse? no tengo tiempo que perder. -Su intención no fue ser descortés pero su cansancio salía a flote con toda esa situación, no quería romperse tan pronto, no quería estar solo, pero tras aquella noticia no sabía qué hacer o cómo sentirse realmente. -

-El señor Kim falleció... -susurro tan bajo que incluso dudo de si realmente había hablado solo. - Papá falleció...

Su vista volvió hacia aquel reloj que siempre llevaba consigo, quería pensar en su trabajo, pensar en el negocio familiar, pensar en su familia, pero solo miro ese reloj.

El señor Kim, ante las cámaras y el mundo era el empresario dueño de una muy buena cadena de hospitales, con uno de los mejores servicios y doctores perfectamente capacitados. El señor Kim, también era uno de los más buscados líderes de la mafia, no se le conocía el rostro, y todo aquel que buscara algo de él podía hacerlo a través de los servicios especiales de cualquiera de sus hospitales. El público en general ni siquiera sabía de su existencia, puesto que sus más frecuentes clientes eran los mismos bandos de la mafia.

Tal vez no era un buen hombre, pero era un buen padre, mantuvo a sus hijos lo más alejados posible de aquel negocio que le fue heredado, pero que claramente no era algo que quisiera para sus hijos. No fue evitable que entrarán en aquel destino, pero al menos podría asegurarse de mantenerlos a salvo. Cada uno de ellos lo suficientemente alejados entre sí y atendiendo el negocio por partes diferentes en el mundo. Si en algo era bueno el señor Kim eso sería el mantenerse oculto, y sus hijos aceptaron cada una de las condiciones de vivir sus vidas de la forma más normal posible, alejados de todo aquello que les pudiera perjudicar, pero no estando de brazos cruzados solamente, cada uno trabajaba en uno de los tantos hospitales que administraba su padre, en América, Tokio y Inglaterra, demasiado separados para evitar sospechas, con vidas normales y futuros tranquilos.

Pero, para Kim Namjoon era demasiado perfecto aquel plan, al principio dudo que aquello funcionara, y tras tomar un equilibrio en todo aquel descabellado mundo, le informan que su padre falleció de una enfermedad de la que ninguno de sus hijos fueron informados.

-Señor, ¿Necesitará algo más de equipaje?

Kim se negó y salió del vehículo en dirección al aeropuerto, su chófer le siguió junto con el escaso equipaje que llevaba consigo. Nada de lo que pasaba tenía sentido, pero quería dejar de pensar en ello.

Calm Me Down [HopeNam/NamSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora