Capítulo once

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27 años

Dos hombres se encontraban en un local poco concurrido entre las ruidosas calles de Italia. La tormenta que se reflejaba a través de los grandes ventanales les permitió disfrutar de un caliente café acompañado de la tarde que pronto estaría llegando a su fin. A pesar de que la intensa lluvia amortiguaba casi cualquier ruido a su alrededor, aquellos hombres se hundían en un silencio tenso, que hacía ver el ruido de la lluvia como un simple día calmado.

—Namjoon.

—No.

—Ni siquiera me dejaste terminar.

—Se lo que quieres de mi, y es un no.

El castaño de tez blanquecina volvió a suspirar frustrado en su asiento, su moreno acompañante mantenía su vista pegada al ventanal frente a ellos, aún cuando se notaba tenso por completo podía beber tranquilamente su bebida caliente.

—No quiero rendirme tan fácilmente con este tema Joon.

¿Por qué? ¿Se marcará tu pérdida en el gran libro de triunfos de Kim Seokjin?

Aquel tono sarcástico era hiriente para el Kim mayor, pero no importa cuánto era lo que le suplicaba su orgullo él no se defendería, porque era Kim Namjoon de quién trataban, y por ninguna razón en el mundo se atrevería a dañar a tan precioso humano.

Estás siendo hiriente conmigo, Nam.

El ambiente se comenzó a tornar más ligero tras aquellas palabras, el Kim menor comenzó a bajar guardia, dejó su posición ofensiva y miro derrotado a su hermano.

—Sabes que no puedo hacerlo, Seokjin. No puedo dejar lo que tengo ahora solo por cumplir tus caprichos.

Y por más que quisiera negarlo era cierto, no había nada más que quisiera que mantener al alto hombre lo más cerca posible de él, sin pensar demasiado en las consecuencias que conllevaría aquello.

—No ahora, pero sería bueno tenerte por un tiempo en mi vida, como en los viejos tiempos.

Namjoon apartó la vista de nuevo hacia el exterior, apreciando de nuevo la interminable lluvia afuera del local. Trató de continuar con su tranquila mañana, en compañía de su hermano mayor que siempre le invitaba a aquellos lugares solo para convivir, para compartir un momento juntos y ponerse al día en torno a sus ya apartadas vidas.

Por más que le sonará tentadora la propuesta debía negarse, vivir con su hermano era un lujo que nadie más podría vivir en aquella vida, porque ser el consentido del mayor de los Kim era mil veces mejor que ganarse la lotería, y eso le aterraba.
No quería depender de su hermano, no quería interrumpir su vida marital como ya había hecho antes, y no quería saber que al irse habría renunciado a su oportunidad de cambiar.

Lo que tenía ahora, por muy vacío y superficial que se viera, era todo para él.

[...]

—"¿Acepto los términos?"

—Aún no obtengo respuesta a eso.

—"¿Entonces cuánto tiempo seguirás allá?"

—Una vez acabe con esto regresaré a casa.

—"Ya veo… ¿Cuándo terminan tus vacaciones?"

—Esta semana, pero estaré pidiendo permiso en el hospital por si acaso.

Un suspiro se escuchó a través de la línea, mientras uno de ellos veía el anochecer al tomar tranquilo una taza de café el otro veía el amanecer a través de la ventana del hotel, disfrutando en secreto aquel momento que seguían compartiendo sin importar la distancia.

Calm Me Down [HopeNam/NamSeok]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu