Capítulo uno

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10 años

-Señor Kim...

Namjoon se acercó al despacho de su padre, y al igual que siempre tocó primero la gran puerta de madera oscura que estaba al final del pasillo de la gran casa entre las montañas que tanto le gustaba. Y al igual que siempre escucho la afirmación de su padre tras el otro lado de la puerta, entró de forma tímida, ya que su madre decía que era de mala educación entrar de forma escandalosa a cualquier habitación, ignorando el hecho de que sus hermanos fueran mucho más ruidosos que él.

-¿Qué se le ofrece al pequeño caballero?

El pequeño Kim rio ante el apodo que le dio el mayor y entró de forma elegante al despacho, tomó asiento frente al escritorio de su padre y cubrió sus labios con su palma al carraspear en un intento de lucir maduro, cosa que causo gracia a su padre. La habitación se encontraba en una penumbra agradable para la vista, que permitía ver la vestimenta de su hijo, que al igual que otros dos pequeños que le habían visitado antes pero igual vestidos con prendas para salir a algun lugar mucho más elegante que aquella casa, ubicada entre hermosas montañas alejadas lo mayor posible de las calles de Seoul. Y no había que ser un genio para saber que en aquellas fechas navideñas las calles de la ciudad estarían infestadas de gente por todos lados.

-Vengo de parte de los herederos Kim y Park para arreglar el tratado de esta mañana señor Kim.- el pequeño deslizó sus palmas por aquel pantalón elegante que portaba ese día, quitando las inexistentes arrugas de este para lucir desinteresado ante el tema, pero manteniendo la vista en los cansinos ojos de su padre aun si se encontraba ansioso por una afirmación de este.-

-Hoy no puede ser campeón, tus hermanos ya escucharon mi respuesta y no importa cuanto sigan insistiendo seguirá siendo no Namjonie.

El semblante decaído de su segundo hijo le hizo suspirar, dejó de lado el bolígrafo que llevaba utilizando desde esa mañana y puso toda su atención al castaño frente suyo.

-Prometo que mañana iremos a la ciudad, solo si dejan de interrumpir mi trabajo Joon, dile a tus hermanos que es mi última palabra.- su expresión pareciera la de alguien sin sentido de gracia, pero tras notar la sonrisa con hoyuelos de su hijo suspiró sonriendo al verlo levantarse mucho más animado para ofrecerle su mano, la elegancia que desprendía aquel pequeño de diez años de edad lo llenaba de una inexplicable felicidad y orgullo, lo hacía lucir mucho más maduro que cualquier otra persona que conociera y se le era inevitable negarle cualquier cosa aquellos ojos profundos llenos de inocencia.-

-Es un trato señor Kim.


El clima de Seúl era mayormente frío a finales de año, la nieve cubría una muy mínima parte del suelo por donde todas las personas pasaron sin notar tan pequeño detalle.

Kim Namjoon camino sin prisa por aquellas calles demasiado concurridas para su gusto, mirando aquellos locales de vestimenta importada donde podría observar a detalle el movimiento ajetreado dentro de estas, la navidad se acercaba así que podía asumir la situación a aquellas celebraciones familiares a las que nunca logró acostumbrarse. Estaba ahí solamente por trabajo, así que se permitió disfrutar de aquella desesperación plasmada en todas esas personas tratando de encontrar ropa importada con las que lucir para esas fechas, y aquella le causaba gracia, en su situación podría comprar cualquier industria de ropa y calzado sin ningún problema, pero no tendría sentido para él, ni algún propósito en concreto.

Observó de pie, fuera de una tienda en especifico donde pudo ver una pequeña familia, la madre y el padre discutían sobre algunas prendas para aquellos infantes que parecían más interesados en los tantos diseños que podrán encontrar en un par de calcetines navideños que en esos aburridos sacos de vestir con colores monocromos, observó aun si sentía como nacía una pequeña envidia en su corazón, aquella susurrando en bajo el cuan feliz hubiera sido con una familia normal, cuánto viviría envidiando eso.

Calm Me Down [HopeNam/NamSeok]Where stories live. Discover now