Capítulo diesisiete

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Coqueto, muy lindo y sutil, aquel chico le agradaba aún cuando sólo habían compartido tan pocas palabras.
En el momento en que se presentaron y Namjoon por fin puso cara al nombre de Yoongi descubrió lo agradable que era el chico. Sus pláticas eran fluidas, llenas de sentido y razón, mientras ambos hombres caminaban tranquilamente hacia la sala de estar y Yoongi le ayudaba con algunas cajas llenas de sus pertenencias ambos se sintieron cómodos en los silencios que se presentaron.
Para Namjoon el lugar estaba igual a la última vez que estuvo ahí, y llevo su reciente recuerdo en la cocina hasta el fondo de su mente mientras el pálido chico le preguntaba sobre su estancia en el hotel, precavido en cuanto Hoseok hiciera acto de presencia, intentando convencerse que aquello no le desorientada un poco más de lo normal.

—Las habitaciones aún están deshabitadas, Hoseok quería que tomara primero, abogado.

Ante la mención del chico de cabellera naranja su atención se enfocó en el recuerdo de aquel chico y su jovial beso, sintiéndose traicionado de su propia mente, Namjoon carraspeo avergonzado y dirige sus pasos al segundo piso, tratando de descubrir por sí mismo el paradero del joven Jung.

—Agradezco la consideración, pero no necesito realmente escoger si mi estancia es corta. —mientras echaba un rápido vistazo hacia la cocina y confirmaba que está estaba vacía comenzó a subir los escalones lentamente esperando ser seguido por el pelinegro —. Solo necesito terminar de sacar todo el papeleo del estudio, cualquier habitación estará bien para mí.

La astuta mirada de Yoongi le hizo sonreír ladino por una fracción de segundo, los delgados labios del chico se mantenían sonriendo sin mostrar realmente su dentadura, lo que revelaba una ingeniosa expresión que mantuvo intrigado a Namjoon. El chico era listo, más de lo que aparentaba, y eso realmente le gustaba.

—Bien, recuerde eso a Hoseok cuando despierte. —con la misma actitud sutil siguió al abogado, rozando ligeramente su hombro con el del hombre alto sin apartar su mirada de la contraria en ningún momento, feliz al ver cómo el abogado sonrió ante sus actos continuó su ascenso al segundo piso—. Tomo una siesta en la primera habitación, tómela en cuanto despierte.

No necesitaba ser un genio para comprender el ligero coqueteo que se filtró ante las palabras de Yoongi mientras esté le daba la espalda y esperaba ser seguido a la habitación del fondo, y aunque Namjoon se encontraba encantado con sus bien pensadas palabras, no jugaría aquel juego, acercándose a la primer habitación cercana negó para sí mismo divertido con la situación y después de escuchar la oscura puerta cerrarse se sintió más intrigado por el que aceptó su negativa tan calmado. El chico era divertido, y un compañero de fácil habla, pero su interés estaba puesto en otro tipo de pastel.
Más específicamente el que encontró al abrir la primera puerta, la más cercana al estudio.

En silencio dejó tirado el bolso que llevaba consigo cerca de la entrada, sin apartar su vista del tranquilo cuerpo que descansaba en la que sería su cama durante su estadía.
Namjoon no era un hombre demasiado empático, siempre buscaba salir lo menos afectado de cualquier situación, y aún cuando tenía en claro su impecable posición no pudo evitar tocar su corazón al no sentirse capaz de despertar al chico en su cama. 
Las suaves respiraciones se veían reflejadas en los ligeros movimientos ascendentes y descendentes de su pecho, su clara tez brillaba con la poca luz que se logró filtrar por la puerta en la oscura habitación y el gran hombre que se encontraba de pie no pudo evitar caer encantado por aquella calmada expresión en su rostro. Tan sereno, tranquilo y lleno de paz. El perfil de Hoseok era bello, aunque Nam no creía correcto simplemente clasificar aquellos rasgos en una categoría, porque ponerle un límite a lo que presenciaba no sería justo para tan hermoso hombre.

Sus pasos se adentraron en la habitación en silencio, mientras apreciaba al joven hombre que entreabrió los labios ocasionalmente para suspirar entre sueños. Inconscientemente Namjoon pasó la lengua sobre su propio labio y recordó las caricias que le brindó Hoseok en la cocina de abajo, el vago recuerdo no le trajo nada más que anhelo de volver a sentir la presión de los delgados labios contra los suyos. Algo abrumado por sus deseos solo apartó la mirada, al recorrer el alrededor detallo la habitación escasa de decoración, lo que hacía más simple su estadía en aquel lugar. Sus pasos se regresaron a la entrada de la habitación y dando un último vistazo hacia el joven de cabellos naranjas suspiro confundido, en todos los años que vivió viajando nunca llegó a sentirse tan perdido al no poder clasificar a alguien que no le advirtiera de algún futuro peligro, y tal vez eso le hacía querer ser precavido con Hoseok.

Calm Me Down [HopeNam/NamSeok]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora