Vaquero por los cuatro costados, el ranchero Harry Styles sabía lo que significaba trabajar de sol a sol. Pero ¿lo sabía su nueva empleada? Tenía dudas de que _____ Brannt pudiese estar a la altura, a pesar de que la joven pareciese tener mucho espíritu.
Mientras discutían sobre el día a día del rancho y sobre un pasado que amenazaba las esperanzas del futuro, empezaron a saltar chispas y Harry no pudo evitar ver a _____ con otros ojos. Pero ¿estaba aquel rudo hombre de Wyoming preparado para enamorarse?
Capítulo 1
A _____ Brannt no le impresionaba su nuevo jefe. El mandamás del Rancho Real, cerca de Catelow, Wyoming, era grande, dominante y con un mal carácter que compartía con todos sus empleados.
A _____, como la conocían sus amigos, le costaba trabajo contener su temperamento acalorado cuando Harry Styles levantaba la voz. Era impaciente, terco y prejuicioso. Igual que el padre de _____, que se había opuesto a su decisión de convertirse en vaquera. Su padre se oponía a todo. Ella le había dicho que iba a encontrar un trabajo, había hecho la maleta y se había marchado. Tenía veintitrés años. Su padre no podía detenerla legalmente. Su madre, Shelby, había intentado razonar con ella. Su hermano, Cort, lo había intentado también, aunque con menos suerte aún. _____ quería a su familia, pero estaba cansada de que la valorasen por su parentesco y no por lo que era de verdad. Ser una desconocida en la propiedad de otra persona le ofrecía una perspectiva fascinante. Incluso con el mal carácter de Harry, disfrutaba haciéndose pasar por una chica pobre y sola en el mundo. Además, deseaba aprender a trabajar en un rancho y su padre se negaba hasta a permitirle levantar una cuerda en su rancho. No quería que se acercara a su ganado.
—Y otra cosa —dijo Harry secamente girándose hacia _____—. Hay un lugar en el que colgar las llaves cuando se ha terminado de usarlas. Nunca se saca una llave del establo ni se deja en el bolsillo. ¿Queda claro?
_____ se sonrojó, porque de hecho se había llevado en el bolsillo la llave de la sala principal de monturas en una ocasión en que era extremadamente necesario.
—Lo siento, señor —dijo con rigidez—. No volverá a ocurrir.
—Así es, si quieres seguir trabajando aquí —le aseguró él.
—Fue culpa mía —dijo el capataz, el viejo Darby Hanes, con una sonrisa—. Se me olvidó decírselo.
Harry se quedó pensando y asintió con la cabeza.
—Eso es lo que siempre me ha gustado de ti, Darb, que eres sincero —se volvió hacia _____—. Un ejemplo que espero que sigas, siendo la última empleada en llegar aquí, por cierto.
A ella se le puso la cara roja.
—Señor, nunca me he llevado nada que no me perteneciera.
Él se quedó mirando su ropa barata, el dobladillo rasgado de sus vaqueros y sus botas gastadas. Pero no la juzgó. Simplemente asintió.
Harry Styles tenía el pelo castaño y rizado, un poco greñudo alrededor de las orejas. Tenía una nariz grande, ojos verdes, unas cejas pobladas y una boca tan sensual que _____ no había podido apartar la mirada de ella al principio. Esa boca compensaba que no fuera guapo de la manera convencional. Tenía las manos grandes y bien arregladas, y una voz profunda y aterciopelada, así como unos pies grandes, metidos en unas botas viejas cubiertas de polvo. Era el jefe y nadie se olvidaba de ello, pero trabajaba junto a sus hombres como si fuera un empleado más.
De hecho los tres hermanos Styles eran así. Harry era el mayor, con treinta y seis años. El segundo, con treinta y cuatro años, se llamaba Cane; una gran coincidencia, teniendo en cuenta el apellido de soltera de la madre de _____, aunque el suyo se escribiera con K. Era veterano de la segunda Guerra del Golfo y había perdido un brazo por encontrarse en el frente en combate. Estaba luchando contra un problema de alcoholismo y en proceso de terapia.