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Aquel mes de junio fue una total pesadilla con la diferencia de que, lamentablemente, salir de esa situación no era tan fácil como simplemente abrir los ojos y despertar en la tranquilidad de mi habitación. Iba a hacer falta mucho más que eso y aún no veía ningún indicio de luz al final del túnel por muchos días que pasaran.

Regresar a casa de mis padres fue mucho más humillante de lo que me imaginaba. No es que la actitud de mis padres fuera mala pues, al contrario, se mostraron muy acogedores conmigo pero mi propio orgullo me estaba jugando una mala pasada llenándome la cabeza de autocríticas prejuiciosas y dañinas para mi salud mental.

Lo peor de todo era sin ninguna duda ver cómo mis esfuerzos eran en vano. Abandonaba mi casa a primera hora de la mañana y volvía pasada la hora de cenar todos los días en búsqueda de trabajo, preguntando en cada establecimiento del Callejón Diagon o del pueblo de Hogsmeade. Ya había conseguido unas cuantas entrevistas pero después de unos días no obtenía ninguna respuesta que me indicara que había obtenido el puesto que se ofrecía.

Mi madre intentaba hacerme dar a entender que estas cosas llevaban su tiempo y que era posible que no me contrataran hasta que hubieran pasado unos cuantos meses (o incluso más, teniendo en cuenta lo pequeña que era la comunidad mágica) pero me encontraba obsesionada con la idea de poder conseguirlo en muy poco tiempo, frecuentando día tras día la bolsa de empleo del Ministerio de Magia hasta llegar al punto en el que no hubieron nuevas ofertas disponibles.

Todo esto me estaba consumiendo tanto que no tenía ni siquiera tiempo para estar con Draco. Además que el hecho de que mis padres no supieran nada no ayudaba pues, las pocas veces que me encontré con él, fueron muy limitadas al tener que salir a escondidas.

No tenía planeado esconder mi relación de mis padres pero era consciente que no era el mejor momento para anunciarlo. Más aún teniendo en cuenta que, probablemente debido a la diferencia de edad, no estarían muy contentos y tenía miedo de que aprovecharan que vivía ahora con ellos para sabotearme. Realmente no creía que mis padres intentarían hundir mi relación con Draco, pero lo más probable es que soltaran comentarios despectivos que yo en aquel momento no estaba dispuesta a soportar.

De nuevo el secretismo y mi desconexión del ámbito amoroso fueron las razones por las que tuve que idear una excusa de último minuto cuando finalmente llegó el día de ir a la Mansión Malfoy. 

Me había olvidado completamente y no era la persona más ocurrente del mundo, pero no permití que mis padres me hicieran ni una sola pregunta para sonsacarme información tras mi vaga explicación de viaje improvisado con una antigua compañera de clase al norte de Escocia, saliendo escopeteada de casa con una maleta rellenada con ropa arrugada y revuelta hecha con prisas. 

—Cuando dijiste que te esperara un momento pensaba que serían cinco minutos, no una hora —declaró Draco, alzando las cejas con incredulidad cuando me encontré con él en el parque cercano a mi casa que solíamos frecuentar para vernos. El mismo en el que pasé toda mi infancia jugueteando.

—Perdón, ¿has tenido que esperar mucho? 

—No te preocupes, ¿llevas todo? 

Asentí, sonriente, y el rubio me extendió la mano. Ante este gesto hice una corta mueca, sabiendo lo que me esperaba y odiando Aparecerme, pero acto seguido la tomé sin mucha demora. En un chasquido, comencé a notar una sensación de fuerte presión en todo el cuerpo como si alguien me estuviera aplastando hasta tal punto que llegó a dificultarse mi respiración, con suerte esto duró tan solo un par de segundos y cuando volví a abrir los ojos ya habíamos llegado.

Donde previamente se encontraba aquel césped mal cortado con malas hierbas que me habían visto crecer ahora había aparecido un gran camino de adoquines delimitado por setos que conducía hacia un palacete de techos puntiagudos y pálida fachada. Algo que consiguió captar mi atención al instante fue el cielo, el cual se encontraba excesivamente nublado completando la lúgubre estampa pese a que nos encontráramos en verano y teniendo en cuenta que Wiltshire y Bristol, donde estaba haciendo en aquellos momentos una ola de calor, se encontraban a apenas una hora de distancia.

Daddy Issues❞ Draco MalfoyWhere stories live. Discover now