GRAN FINAL.

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Samuel seguía recostado con dolor en su ex extremidad, aquella pierna que ahora no lo acompañaba. Para el había sido difícil ver sido tranquilizado para poder llevar a cabo esta operación, él quería pararse y mirar por aquella ventanilla que estaba enfrente de él; para solo ver si Guillermo seguía ahí sentado.

No sabía si llorar o decir adiós al amor de su vida, tal vez él nunca fue ese amor que él pensó ser, siente que la valentía que tomo para salvarlo había sido falsa y una sola mascara de mentiras que Guillermo había mostrado. Santiago el tipo duro y malvado había purificado su alma, trato de ayudar a Samuel, no con su dinero si no con su cariño y amor, un amor que Samuel nunca había sentido en todo el largo de su vida. Para Samuel esto era difícil, podía sentir que a un lado suyo estaba su madre, aquella mujer morena con pelo negro que sus lágrimas caían cuando estaba en problemas o no tenía dinero para seguir pagando los estudios se Samuel. Esto no era fácil para una persona como ella, era difícil y más cuando Samuel le levantaba la voz y la hacía sentir una basura… Samuel ahora sabe lo que es no apreciar a una madre, lo que es tratar a una persona como basura aun cuando tú ya has sido tratada como una.

Samuel sentía a quella presencia, podía ver como sus lágrimas eran secada y su corazón era tranquilizado, sus latidos seguían siendo intensos, quería escapara y buscar a Guillermo, plantearle un beso y decirle lo mucho que lo quiere.

La ventanilla seguía vacía, no veía unos ojos asomarse por ella, tal vez y Guillermo se esfumo de la vida de Samuel y este todavía cree que volverá. ¡La gente cambia! Guillermo no estaba listo para algo tan duro y tan difícil… casarse.

Aquella puerta color blanca comenzó abrirse, dejando ver la mano de un hombre, rápidamente Samuel se emocionó.

—No soy Guillermo… Samuel —dijo Santiago mirando a Samuel.

—¿Dónde está? —pregunto despertando Samuel tratando de levantarse.

—Él… —un respiro interrumpió las palabras de Santiago—. Él se fue Samuel… tomo el primer vuelo a Los Ángeles y te dejo…

—¡¿Qué?! El no puedo a verme hecho esto ¡Yo lo quiero! Vi su valentía y sé que me ama —Samuel exclamaba con dolor y desesperación.

—Samuel tranquilízate —dijo Santiago.

—No puede ser —dijo Samuel poniendo sus manos en su rostro y secando aquellas lagrimas que seguían corriendo por aquel rostro maltratado.

—Mira… Tú, vales mucho Samuel. Eres valiente y… lo siento mucho por todo lo que te hice, me cegué por lo que la gente decía, por lo que la gente hablaba; yo… he cometido tantos errores y uno de ellos es que no he estado con mi hijo; no le he enseñado el valor de la fortaleza y el apoyo…

—Santiago… —dijo Samuel jalando el brazo de Santiago.

Samuel se recostó en el brazo de Santiago y comenzó a llorar….

—Lo siento mucho… —dijo Santiago mirando hacia enfrente donde se encontraba aquella ventanilla de hospital.

Las lágrimas de Samuel habían empapado la camisa de Santiago, su sufrimiento había marcado la vida de aquel hombre que no conocía que era el amor y el perdón, no podía creer que él le había hecho eso a aquel chico dulce y hermoso que alegraba los días de su hijo.

Santiago se encontraba saliendo del hospital, el tiempo pasaba en cámara lenta y las enfermaras trasportaban a los pacientes en camillas, unos graves y otros solo con enfermedades leves. El clima era nublado y se aproximaba una tormenta, una gran tormenta.

El Fénix [W]Where stories live. Discover now