➳ El Fénix [Wigetta] #6

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Una sonrisa salió de los labios de Guillermo, sus ojos reprendieron felicidad al igual que los de Samuel.

—¿Esto qué significa entonces? —pregunto Guillermo.

—El tiempo lo dirá… —contesto Samuel.

—¡Haber Samuel! —exclamo el doctor —. ¡Ya te puedes ir!, solo con un debido cuidado.

—¡Si! —Contesto Samuel —, me voy a cuidar.

 Silla de ruedas y un brazo facturado, fue lo que Samuel se llevó de regreso a casa… Samuel necesitaba atención de alguien y Guillermo se ofreció a darle casa a Samuel, para así estar más juntos y tener mejor cuidado de Samuel.

—¡Siéntete como en casa! —exclamo Guillermo —, ya has estado aquí, así que no creo que se te dificulte.

—No se me dificultara en lo más mínimo —dijo Samuel con una carcajada sarcástica.

—¿Quieres dormir en camas diferentes? —pregunto Guillermo desde la cocina.

—¡Yo creo que es lo más lógico!

—¡Bueno!, si esa es tu decisión…

—Oye, pero no tengo ropa… —dijo Samuel, mientras trataba de acercarse a Guillermo.

—¡No te preocupes!, yo te presto…

Samuel soltó una gran carcajada.

—¿Qué? —exclamo Guillermo —¿No te gusta mi ropa?

—¡No claro que sí! —dijo Samuel en tono sarcástico.

—¡Ah! Pues mañana vamos de compra, para seleccionar la ropa que te gusta… —dijo Guillermo decisivo.

—Pero… ¡No tengo dinero!

—¡Yo lo pago! Ahora ponte a desayunar Samuel, mientras yo limpio un poco la casa…

Todo un día soportando los caprichos de Samuel, y mas cuando se ponía sentimental. Guillermo pasó un buen rato a su lado.

—¡Apaga la luz! —exclamo Samuel desde su cama.

—¡Okey descansa! —dijo Guillermo.

—Igual… —dijo Samuel con una sonrisa marcada.

Eran las 12:56 a.m. cuando Guillermo se levantó por un vaso con agua, tuvo que pasar por el pasillo ya donde estaba la habitación de Samuel. Fue a la cocina mientras que agarraba un vaso y le echaba agua.

Ya de regreso sus sentidos le señalaban la puerta de Samuel, mientras que sus ojos se metían al pecado. Abrió la puerta mientras Samuel dormía, sus labios estaban en forma de beso y su cuerpo en forma de feto.

—¡Que… bello! —murmuro Guillermo sentándose a un lado de Samuel.

Dejo caer sus brazos en la cintura de Samuel, su cuerpo se acomodó al igual que el de Samuel y sus cabezas quedaron juntas…

Al día siguiente.

La cabeza de Samuel se movió, mientras que sus brazos estaban atados a los de Guillermo.

—¡Pero que! —exclamo Samuel—. ¡Guillermo!

La cara de Guillermo se movió rápidamente despertándose.

—¡¿Qué me hiciste ayer? —exclamo Samuel con cara de pervertido.

—¡Nada! —mientras Guillermo sacaba una carcajada—. Solo me quede dormido cuando vine a checarte…

El Fénix [W]Where stories live. Discover now