XXI

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Aún era muy temprano para despertar siendo fin de semana, así que se atrevió a dormir un poco más. Pero claro, un peso encima de él lo hizo despertarse por completo. Miró somnoliento a la coreana sonriéndole, con los cabellos desordenados. "¡Tan linda!" pensó. Fingió dormir un poco más, hasta que Soo Young lo comenzó a mover.

—Jay, despierta. Recuerda que acordamos salir con el grupo. Mencionó.

—Bicho... son las 9 de la mañana. ¿No quedamos que nos veríamos al medio día con ellos? 

—¡No hay tiempo que desperdiciar, tonto! ¡Vamos! ¡Ya estoy por acabar de preparar el desayuno! Le quitó las sábanas de encima, divertida. —Te espero abajo en 5 minutos.  

Él solo la miró alejarse para luego sonreír como un tonto. La idea de declararse crecía en su cabeza, únicamente esperaba el momento perfecto para hacerlo. Jay anhelaba poder estar junto a Soo Young cada vez más y poder decirle, cuanto la quería. El llamado de ella interrumpió sus pensamientos y salió de su habitación emocionado. 

Apenas terminaron su desayuno, fueron a cambiarse para luego salir juntos y tomar el autobús que los llevaría al parque de diversiones. A lo lejos vieron como Hana y Jung Won los saludaban efusivamente, seguidos de Sung Hoon y Ni-Ki sonriéndoles. Terminando de saludar a todos, Soo Young tomó del brazo a la japonesa. Dentro de su grupo las dos chicas eran muy unidas. 

—Hoon creí que llamarías a los demás. Comentó Jay. —Esta era una buena oportunidad para conocer finalmente a Min Ki y Hee Seung, Jake siempre dice que su novia nunca se separa de él. —Comentó riendo. —Aunque bueno, Sam hace lo mismo con el suyo.

—Créeme que lo intenté, pero Jake me dijo que planearon entre ellos una cita doble. Sonrió. —Ya habrá oportunidad para que los conozcan. Pero ya que estamos todos, ¡vamos a divertirnos! El patinador tomó la mano de su novia, y encabezando al grupo, entraron al parque.

Ni-Ki y Soo Young iban riéndose de las ocurrencias del menor, quien de vez en cuando contaba anécdotas sobre su mejor amiga cuando juntos regresaban a Japón. El estadounidense miraba feliz a la coreana, dado que siempre paraban juntos no había tenido oportunidad de verla en otras facetas, como cuando ella está con sus amigos, por ejemplo. Jung Won lo empujó un poco acercándolo más a la chica, quien no se dio cuenta de aquel fugaz acercamiento debido que ella y Ni-Ki estaban más adelante. 

Dirigiéndole un mirada furiosa a su amigo, continuaron caminando. 

El grupo había decidido ir primero a la montaña rusa. Esta vez fue el japonés quien emparejó a la coreana con el estadounidense para que se sentaran juntos. Jay volteó a mirar a sus amigos y todos le estaban haciendo señales aprobatorias. "¿Acaso todos se volvieron cupidos o qué?" evitando reírse, se sentó a lado de ella. Comprobó que el cinturón de seguridad de Soo Young estuviera bien abrochado y lo mismo hizo ella con él. El carrito comenzó a avanzar y antes de caer en picada una vez este llegó a la cima, la coreana tomó con fuerza la mano de Jay. Él soltó su mano para cuidadosamente tomarla de los hombros, apegándola más a él. 

Soo Young avergonzada por la cercanía miró al chico, quien la observaba sonrojado. La fuerza con la que descendía el carrito impulsó que la chica abrazara a su amigo, quién correspondió la acción. El juego terminó pero ellos dos seguían abrazados, como en su propio mundo. 

—Chicos, si quieren me puedo sumar a su abrazo también. —Hana golpeó a su mejor amigo, quien hizo el comentario. Ni-Ki aún adolorido, rió por su broma. 

Jay soltó a Soo Young y bajaron de el juego, apenados. El grupo decidió que el siguiente juego sería ir a la casa embrujada, formándose parejas para entrar. El estadounidense acarició la cabeza de Soo Young aún tímido, pero le preguntó si ella deseaba ir a otra atracción. Él conocía su miedo a la oscuridad, desde luego. Soo Young le propuso ir a tomar un helado y, acordaron con sus amigos para encontrarse después. 

—Lo siento. Pronunció ella. —Debido a mi es que no puedes entrar a la casa embrujada, Jay.

—¿Sabes? Prefiero estar contigo más tiempo que entrar allí. Sonrió. —Además, a mi me asustan demasiado esas cosas. —Hizo un gesto de escalofríos recibiendo la risa de ella. —¡Ah! ¡Soo Young! ¿Ya tomaste tu pastilla de la tarde? Estoy seguro que te cansaste un poco por la montaña rusa. —De acuerdo con él, la coreana tomó su pastilla.

Terminaron sus helados y ya dispuestos a buscar a sus amigos, Soo Young recibió una llamada por parte de Hana. La japonesa le explicó que había surgido una emergencia y que junto con los demás chicos, tuvieron que regresar a sus casas. Jay evitó reírse a carcajadas cuando escuchó eso. 

—Bueno, ya que aún seguimos aquí debemos aprovechar, ¿no crees? Jay tomó la mano de ella. —¿Te parece ir a la rueda de la fortuna?

—¡Sí, vamos! Y como una niña, Soo Young empezó a jalar al rubio.

Si los dejaron solos...era una señal, ¿verdad? Sin darle más vueltas, aquella última atracción que visitarían sería testigo de la confesión de amor de Jay hacia su amiga. 

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Colors for you | Park JayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora