10. Fracaso, tras fracaso...

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Pasaron los días en las profundidades de la academia T.F., y alumnos de distintos pelotones empezaron a manejar bastante mejor sus Dones cyber-evolucionados; quizás no a su máximo potencial, pero por lo menos ahora podían evitar causar tantos destrozos con algunos de ellos, y empezar a adaptarse de poco a poco. Como un bebé que está dando sus primeros pasos.

Pasaron más de siete días encerrados en sus cabinas practicando sus nuevas capacidades y tratando de convivir con ellas, como lo hicieron cuando activaron sus Dones por primera vez; solo que esa vez, esa complicación para adaptarse fue multiplicada por tres. Al llegar el séptimo día, los cadetes junto a sus generales al mando y los científicos que los monitoreaban dieron sus últimos chequeos antes de dar la nota definitiva.

Aizawa miraba a todos sus cadetes mientras eran examinados por médicos para el último chequeo, esperando impaciente para que esos procesos tediosos terminaran de una vez.

—¿Ansioso? —preguntó Kayama a su lado. El hombre suspiró.

—Solo quiero que acaben esos exámenes médicos de una buena vez. En serio, podría tomar tres siestas mientras hacen los chequeos a todos. —Nemuri le dio un codazo.

—Tú solo quieres aplicarles las pruebas de equipo, ¿no es así? —Sonrió de lado, esperando la respuesta del hombre de ojeras, el cual se mantuvo callado, para luego colocar una sonrisa con la que asustaría a más de un niño.

—Solo quiero ver sus caras, luego de eso, será un torturo para mí. —No borró su sonrisa.

—Entonces, ¿por qué sonríes? —preguntó la mujer de pelo largo.

—Porque ellos sufrirán ese torturo conmigo.

Ya con las examinaciones médicas concluidas—tardaron dos horas—, los cadetes del pelotón 1-A fueron escoltados a una sala especial donde podrían estirarse y practicar sus nuevos Dones en un campo más abierto y con un techo lleno de luces y a gran distancia del suelo. A los lados de la sala había bancas donde los muchachos podrían descansar.

Y en una de esas tantas bancas, se encontraba Izuku Midoriya, descansando y esperando a sus compañeros, que fueron los primeros que lo vieron a él, ya que su mente estaba vagando en otro asunto.

—¡Midoriya, oye! —gritó, llamado su atención. Ella junto a Bakugo fueron a su dirección—. ¿Cómo estás, Midoriya?

—O-Oh... Bien, supongo. ¿Y ustedes? —sonrió de vuelta, estando un poco raro.

—Genial, ¡nuestros Dones se mejoraron increíblemente! —exclamó la castaña, emocionada.

—Oye, ¿y tú cuándo saliste del cubículo de examinación? —preguntó Katsuki; era el único del pelotón que se encontraba allí.

—E-Eh... Hace una semana.

—¡¿Una semana?! —exclamaron todos al unísono: ¿Cómo era que Midoriya se había adaptado a su Don en menos tiempo que todos los demás?

—¡Y-Ya lo sé! También me sorprendí de salir primero, pero... creo que mi Don es más sencillo de manipular que el de los suyos, supongo. —opinó, algo nervioso, siendo quemado por las miradas de envidia de los demás: Estuvieron siete días encerrados en esas cajas de metal y Midoriya pudo salir en uno.

—Y... ¿Qué clase de mejoras tuviste? —preguntó Bakugo, tratando de no morir de envidia. Fue entonces que notaron que Midoriya, no estaba vistiendo su traje de soldado, y en vez de eso, Izuku tenía unos pequeños metales recorriendo sus mejillas como si estuvieran interconectados a su piel.

—Oye, ¿qué le pasó a tu traje de batalla? —preguntó Uraraka.

—¡Oh! Sí, déjenme mostrarles... —Midoriya se levantó del banco y estiró brazos y piernas. Estiró los brazos y cerró sus ojos, mientras que inhalaba y exhalaba con precaución. Todos le prestaban atención, interesados en sus nuevas capacidades: Entonces, tan rápido como un abrir y cerrar de ojos, Midoriya comenzó a invocar metales de su cuerpo y que se extendieron hasta formar su traje de batalla, que bastó de unos segundos para colocarse perfectamente sobre el cuerpo del mestizo.

Izuku Midoriya: El Primer MestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora