Cuatro: El falso Odín

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       Las horas de aquél día pasaban y Loki no regresaba. Pensaba una y otra vez en los reyes de Asgard. Lo único que venía a mi mente, era que Loki estaba fingiendo ser Odín. Si aquello era verdad, sus dos padres estaban muertos o desaparecidos. No creía que lo último fuera posible, pero solo quedaba preguntarse dónde estaba Thor. Sabía que había regresado a Asgard con Loki, así que lo más probable era que estuviese en algún otro planeta que no fuera la tierra. Tendría que salir de ahí sin ayuda. Me encontraba sentada mirando las esposas sobre mi regazo, cuando escuché un ruido detrás de mí. Este provenía de la otra puerta que no daba al pasillo. Me levanté rápidamente y me coloqué las esposas. Loki abrió la puerta disfrazado de Odín.

—De acuerdo— dijo convirtiéndose de nuevo en sí mismo. Ladeó la cabeza y logré ver la habitación detrás suya. Era enorme, con una cama de oro que ocupaba la mayor parte de la habitación y el mismo tipo de muebles de la habitación de Frigga. Supuse que era la cama que ambos reyes compartían —Iré a Midgard a ver a tu padre y a pedirle mi cetro— fruncí el ceño. Sonreí lentamente y me dejé caer sobre el sillón soltando una risita. Subí los pies cruzados sobre la mesa y descansé la cabeza.

—Oye— dije enderezándome para girar a verlo —Tengo hambre, dame comida— le dije haciendo un puchero. Me miró confundido y se cruzó de brazos.

—¿Estás cómoda?— me preguntó incrédulo. Sonreí descaradamente y me volví a recostar cerrando los ojos.

       Escuché como caminaba hacia mí, así que acerqué las esposas a mi pecho, donde estaba el dispositivo que las desactivó. Después de eso, me puso una fruta sobre el hombro y cuando acerqué las manos para tomarla, lo tomé con fuerza de la muñeca y lo jalé. Me levanté, hice aparecer el cuchillo que había tomado y lo coloqué en su garganta. Puso las manos en alto y me sonrió. Fruncí el ceño, pero lo entendí cuando comencé a ver cómo desaparecía. Era una ilusión. Di un paso hacia atrás y busqué al verdadero Loki a mí al rededor. Estaba recargado en la pared, riéndose. Comenzó a aplaudir mirando hacia el suelo.

—A pesar de que tienes poderes, debes admitir que no sabes mucho sobre magia— se cruzó de brazos y me sonrió como si me tuviera lástima —A todo esto, ¿por qué los tienes?— ladeó la cabeza frunciendo el ceño y desaparecí el cuchillo para después sentarme sin contestar —Vamos, no es algo que pueda usar en tu contra niña Stark— suspiré fuertemente. Comenzó a caminar hacia mí y se sentó en el sillón de en frente. Alzó las manos —¿No intentarás cortarme la garganta de nuevo verdad?— sonrió y rodé los ojos volteando la cabeza a otro lado.

—No lo sé— le contesté seriamente —¿Por qué te interesa?— pregunté mirándolo un poco molesta. Sonrió y se recostó en el sillón.

—Me das mucha intriga— me contestó alzando las cejas —Eres hija de un vengador— dijo haciendo un tono intenso en la última palabra —Del mejor defensor de la tierra, el famoso Tony Stark— esbozó una sonrisa burlona y entrecerré los ojos sonriendo falsamente.

—¿Te intriga que soy hija de uno de tus mayores enemigos?— comencé a sonreír y me recargué en mis rodillas —¿O es porque soy muy carismática?— pregunté arrugando la nariz —Dime Loki— me enderecé —¿Te gustan las hijas de las personas que te derrotan?— se levantó bruscamente e hice lo mismo. Sus manos se rodearon de una clase de humo verde, eran sus poderes —Atácame, inténtalo— alcé una ceja retándolo. Me miraba enfadado, sus ojos gritaban muerte. Giré mi mano derecha, dejando ver mis poderes de color morado. Comenzó a respirar entre cortado y de repente miró al suelo. Sus poderes desaparecieron y esbozó una sonrisa.

—Nunca atacaría a una niñita asustada— dijo dando un paso hacia mí mientras alzaba las cejas —Que ni siquiera conoció a su madre— dió otro paso y me enderecé —Que huyó de su casa porque su padre eligió vengarse de un terrorista en vez de proteger a su única familia— dió un paso más y puse mi mano en el mango del cuchillo que volví a aparecer en mi mano —Y que le teme a sus propios poderes— alzó una mano rápidamente y me tomó del cuello. No pensé dos veces, saqué el cuchillo y le apunté al cuello —Tu no tienes nada que sea deseable— apreté el cuchillo mientras alzaba mi cabeza y me acercaba a él —Nunca serás importante para nadie. Eres un pequeño peón en mi juego y cuando al fin tenga el cetro en mis manos regresarás a tu miserable vida, dónde ni siquiera tu tía te soporta— comenzó a apretarme más y mi mano comenzó a temblar. Loki estaba evitando que lo cortara con sus poderes, no podía hacerle daño. Dejé caer el cuchillo y puse mi mano sobre la suya para intentar que me soltara, pero solo alzaba la cabeza y sonreía mientras comenzaba a asfixiarme —Aprenderás a temerme Violet— me dio un último apretón que hizo que chillara y al fin me soltó.

The Tenderness Behind the FlowerWhere stories live. Discover now