Dieciséis: Xandar

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Mamá. La primera palabra de la mayoría de las personas, una de las palabras mas simples de cualquier idioma y existente en cada rincón del universo. La primera palabra de Loki, mi padre y mi tía. Sin embargo, la mía no fue mamá. Quizás porque no tenía a nadie a quién llamar de aquella manera, pero esa palabra siempre significó mucho para mí. Mamá significaba todo lo que jamás había podido tener. Escuchar esa palabra era un recordatorio de que más de la mitad de mi vida tenía un enorme vacío que no sabía si alguna vez se llenaría, porque la ausencia de mi madre iba más allá de solo eso. Significaba que siempre tendría preguntas sin responder.

Caminamos directamente hasta el edificio de gobierno y mientras andábamos, me di cuenta de que aquél era el día que había esperado toda mi vida. Los guardias Asgardianos nos escoltaban y por un momento me di cuenta de que era una tontería que lo hicieran. Thor parecía ridículo andando con tanta gente que fingiera cuidarlo. Incluso yo me veía ridícula intentando no separarme ni un segundo de su lado. Pensaba una y otra vez en el plan, en cada cosa que podría salir mal. Miraba a las personas de Xandar, no podía dejar de pensar en que quizás correrían grave peligro solo por mi culpa. Los niños que jugaban cerca de una fuente me hicieron recordar que sería una asesina si lo que planeábamos hacer salía mal. Loki también lo sabía y estaba segura de que no le importaba tanto como a mí. Sabía que el no asesinaba por diversión, pero matar ya no era algo importante para él.

Nova Prime nos señalaba lugares mientras caminábamos, pero no le prestaba mucha atención. Quizás hubiese sido buena idea hacerlo si algo salía mal y teníamos que escapar, pero el Bifrost cubría ese rubro de la operación. Loki hablaba con ella sobre lo hermosa que era su ciudad, cosa que me preocupaba ya que no me imaginaba al verdadero Thor diciendo aquellas cosas. Parte de mí pensaba que debía de hablar también con ella para disimular mi nerviosismo, pero cada vez que lo intentaba sentía un nudo en el estómago que me impedía hacerlo.

Una vez que llegamos al edificio, entramos y sentimos un clima diferente. Afuera era cálido y tropical ya que estábamos cerca del océano, pero me sentí como si entrara a una tienda con el aire acondicionado más fuerte que nunca. La gente que trabajaba ahí se detenía para vernos y murmurar cosas sobre nosotros. Yo solo los miraba seriamente y ellos se volteaban. Aquél maquillaje me hacía ver tenebrosa y me estaba aprovechando de ello. Subimos a un ascensor, pero cuando estaba lista para que subiera, este descendió estrepitosamente. Miré a Thor, no esperábamos aquello. Las ventanas y las diversas salidas estaban dentro del plan de huída, así que ahora solo nos quedaba esperar que todo saliera bien.

Caminamos un par de minutos por un obscuro pasillo apenas iluminado y lleno de guardias en cada pared. Al final, Nova Prime se detuvo frente a una gran puerta y volteó a vernos. Ladeó la cabeza sonriendo y suspiró.

—Cambiamos la ubicación de esta cámara debido a lo mencionado sobre la energía que la gema emite. Esperemos que esto ayude— Thor le sonrió y asintió.

—Mi padre dijo que de cualquier modo hay que cerciorarnos— Nova lo examinó, buscando algún rastro de verdad en su mentira. Quizás el rostro de Odín y su voz era más creíble, pero era la misma persona la que se encontraba mintiéndole frente a ella. Casi reí por lo irónico que era que el dios de las mentiras no pudiera engañar a Nova.

—De acuerdo— se giró haciendo una mueca de poca credibilidad e hizo una breve seña con su blanca cabeza, haciendo que los guardias a los lados de la gema se apartaran y abrieran la gran puerta blanca.

Dentro habían dos grandes filas a los lados del pasillo de puros guardias. Casi río al ver que llevaban máscaras de radiación como aquellas que se utilizaban en la tierra para entrar a plantas nucleares. Me impresionaba la cantidad de seguridad que había, pero no podía evitar pensar en que sería inútil si alguien como Thanos fuera a buscar la gema. Thor me dio paso y me abrí camino hasta estar dentro de la cámara. Algo sucedió, porque al instante sentí como una gran fuerza me gritaba que me acercara más. Era como si alguien me diera órdenes que no podía evitar no seguir. La gema me llamaba, el orbe resplandecía un hermoso color morado que hacía que el resto del lugar pareciera obscuro y triste. No sabía si yo era la única que lo veía, pero no me importaba. Mis ojos comenzaron a sentirse ligeros y supuse que comenzaban a cambiar de color. Podía sentir su poder vibrar en cada centímetro de mis manos, era increíble. Intentaba detenerme, pero ni siquiera sabía si quería hacerlo.

The Tenderness Behind the FlowerDove le storie prendono vita. Scoprilo ora