| Segunda Parte de la Trilogía "Leyenda" |
"La realidad siempre difiere de la guerra".
Tras dos años del sorpresivo ataque de la Resistencia a la Federación, la General "Guaichia" sigue en búsqueda de las respuestas adecuadas para poder contraataca...
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Miguel pasó la noche con los brazos cruzados y recargado en la parte exterior e inferior de uno de los pilares principales de la Base Espacial; después de que Montserrat se quedó dormida, el Arcángel fue hacia el lugar que le otorgaron como habitación pero solo tomó su Mascarilla Táctica y Botas Sísmicas, el primer y doceavo, respectivamente, Regalo Divino de los equipos de Élite para poder dormir afuera de la estación, con la vista al infinito.
En los días en los cuales su mente era un desastre, él prefería salir a contemplar los astros y escuchar solo los latidos de su fuerte corazón. Desde hacía ya unos meses, Jäger tenía el presentimiento de que algo iba mal, la tranquilidad por la que estaban pasando en la interminable guerra por el poder era inusual.
Pronto habría un golpe y él necesitaba estar preparado.
Al sentirse tan tranquilo, por primera vez, se permitió bostezar; estaba cansado mentalmente pero las cortas cuatro horas de sueño serían las suficientes para afrontar todo. Revisó su brazalete y consultó la hora que manejaba la Estación Espacial, las seiscientas horas estaban cerca de cumplirse y necesitaba estar en el puente, ayudando con los últimos detalles de la inauguración.
Se incorporó y se detuvo al filo de la plataforma, abriendo los brazos para sentir el frío espacial, cerró los ojos por un momento, olvidando el lugar en donde estaba y respiró profundamente.
De su brazalete surgió una alerta, el primer crucero importante para la inauguración de la nueva Plataforma de Despegue había llegado. Se estiró y comenzó a subir los peldaños de la escalera de reparación, tenía que recibir a los valientes sobrevivientes de las Dunas del Ocaso.
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