XLVII | La Mano de Mictlantecuhtli |

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| Música de Multimedia: See you big girl - Hiroyuki Sawano |

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"Las guerras suelen tener el efecto de acelerar el proceso de la historia".

Pieter Geyl—.

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Diez minutos del inicio del éxodo de Nebel.


Sebastián emergió del desliespacial con el estruendo característico, encontrándose en medio de la conmoción. Los civiles, temerosos, lo observaban mientras se encorvaban ante el estrépito de su llegada, mientras que los militares le apuntaban con sus armas. Antes de que la situación pudiera desembocar en un inútil tiroteo, Sebastián alzó las manos en señal de paz.

—¡Capitán, me alegra verlo! —exclamó el líder de la guardia, ordenando a sus hombres que bajaran las armas segundos después—. Necesitamos su ayuda con...

Sebastián levantó un brazo para interrumpirlo, escaneando el área mientras Ray le mostraba los nombres y estados de los refugiados a través del visor oscurecido de su casco.

«—Sebastián, mira sus rostros —Mixcóatl fijó sus ojos en un padre que abrazaba con fuerza a su hijo, su expresión reflejaba terror y dolor—. Jofiel y Miguel estaban disparando a la gente, por ejemplo, la persona detrás de ese señor, según los registros, era su esposa. Sugiero que...».

«—No puedo, lo sabes. Debo detenerlos —recordó Sebastián, ignorando los crecientes lamentos y peticiones—. Muéstrame el camino».

Una fina línea blanca apareció en la visión de Sebastián. Apretó los dedos y comenzó a caminar, apartando al líder de la guardia.

—Que nadie suba a la plataforma primaria, allí encontrarán a Artemisa en combate y todo está hecho un desastre —advirtió Sebastián, deteniéndose unos metros más adelante frente a la turba. El rostro cubierto de hollín de un niño atrajo su atención—. Cuídenlos, nosotros nos encargaremos de los invasores."

Exhalando, Sebastián se puso el fusil al hombro y comenzó a seguir la línea blanca, esquivando a los civiles mientras la gente se apartaba a su paso, admirándolo como el Dios que era, en dirección a la Plaza Azul.


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La primera vez que Emmanuel visitó la Plaza Azul, el sitio que albergaba el Congreso de Nebel, quedó absorto ante las imponentes estructuras metálicas de un azul profundo y la piedra caliza que la acompañaba. El lugar se extendía como una vasta planicie cuadrada, enmarcada por edificaciones que se abrían en los cuatro puntos cardinales.

Entró a la Plaza Azul por el Este y se detuvo ante el espectáculo de fuego y destrucción que se veía en la plancha.

«—Detente, Emmanuel. —La voz de Ray se coló en su mente y lo detuvo antes de dar un paso, las líneas predictivas se detuvieron—. El peligro es inminente si cruzas por ahí, recomiendo».

—El trabajo de mamá está cruzando la plaza —respondió Emmanuel, señalando la entrada del oeste—. Tengo que ir con ella, Ray, estoy seguro de que tus líneas predictivas me van a cuidar".

Arcángeles Ancestrales: Leyenda IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora