XLIV | La Espada de Júpiter |

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| Música de Multimedia: Ruin - Zavodila  |

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"Si tienes un hermano, vas a luchar".

Liam Gallagher—.

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	El primer instinto de Sebastián fue atacar directamente a Jofiel al escuchar las palabras que este pronunciaba, sintió cómo una mano fantasmal lo detenía a lado de la Diosa, su espectro sabía que no podía pasar sin recibir un poderoso bloqueo de ...

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El primer instinto de Sebastián fue atacar directamente a Jofiel al escuchar las palabras que este pronunciaba, sintió cómo una mano fantasmal lo detenía a lado de la Diosa, su espectro sabía que no podía pasar sin recibir un poderoso bloqueo de Gabriel.

—Retírate, Jofiel, me uniré contigo en cuanto pueda —ordenó Miguel, volviendo a su seriedad—. Se encontrará en alguna parte de la ciudad, yo te seguiré cuando la encuentres.

Jofiel asintió con su inusual sonrisa y se encaminó al túnel desliespacial, dejando solo a la pareja de Vanguardia contra Miguel y Gabriel.

«—¿Algún plan para enfrentarlos? —preguntó Emma, colocándose en guardia y esperando las órdenes de su líder—. No creo que los demás puedan ir en búsqueda de Sofía».

«—Podría entablar conversación con Forseti, pero me está costando un poco —mencionó el androide, sintiendo cómo se tensaban los músculos de su Huésped—. Con que así se siente... vaya, los músculos son interesantes».

«—No es momento para eso —respondió Sebastián sin rechistar. Quería correr a salvar a su hermana—. Lo mejor será separarlos y obligarlos a entrar en combate por separado. —Desenvainó la espada y sintió cómo su corazón latía con fuerza al someter los doce regalos divinos de Miguel—. ¿El grande o el líder?».

«—Me quedo con el grande —respondió Emma sin devolverle la mirada. Sebastián intentó buscarla mas lo detuvo el androide—. Ya hablaremos después, ahora, intenta llevarte a Miguel de aquí. Siempre quise patearle el trasero a Gabriel».

«—¿Te refieres a tu hermano?».

«—Sí.. Pero me entiendes, así puedo pelear con más ganas —Dudó un segundo y suspiró con dificultad, sus pulmones estaban comenzando a llenarse de sangre—. Gracias por la ayuda, aunque, ¿podrían drenarme el torso?».

«—En seguida, Artemisa —respondió Ray y una aguja mental presionó el torno de la Diosa, sacándole la sangre de sus vías respiratorias—. Mucho mejor».

Ambos Dioses, sin decir una palabra, cargaron contra sus respectivos rivales.

	Ambos Dioses, sin decir una palabra, cargaron contra sus respectivos rivales

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Arcángeles Ancestrales: Leyenda IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora