LII | El Vuelo del Quetzal | Final |

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| Música de Multimedia: Unlasting - LiSA |

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"IN LAK'ECH."

"Yo soy tú, tú eres yo"

Frase traducida y usada por los mayas para presentarse o despedirse—.

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Sebastián exhaló con fuerza mientras daba media vuelta ante la voz de Emma, soltó la bolsa de explosivos remotos sobre la plataforma metálica y confrontó a su subordinada; ella se sostenía con dificultad sobre su planta de oxígeno movible con una ...

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Sebastián exhaló con fuerza mientras daba media vuelta ante la voz de Emma, soltó la bolsa de explosivos remotos sobre la plataforma metálica y confrontó a su subordinada; ella se sostenía con dificultad sobre su planta de oxígeno movible con una mano mientras que, con la otra, sostenía uno de los pocos parches de velocidad que le quedaban y clavaba su espada en el acero.

Detrás de ella se encontraba Seth, Héctor, Alec y Gabriel usando sus respectivas espadas como bastones.

—No lo hagas —pidió Artemisa, observando directo a los ojos del Dios, buscando una pista de alguna emoción ajena a la venganza—. No cometas una locura, si nos dejas...

—Esto se acabó, Emma —musitó Mixcóatl, cerrando los ojos y llevando su mano dominante al mango de su propia Espada Sagrada. La Diosa a pesar de sentir un puñal clavándose en su corazón, dio un paso enfrente con la cabeza en alto—. No intentes detenerme.

Al igual que su líder de escuadrón, los demás Dioses fueron heridos físicamente y en su orgullo. Todos querían matar a los Arcángeles y a la General de la Federación. La muerte de Sofía había golpeado demasiado a la moral de los Dioses.

—Por la mañana —rogó la Diosa, intentando encontrar palabras para calmar el corazón herido del Dios. Los demás comenzaron a rodearlo con lentitud—. Podemos trazar un plan. —Empuñó su Espada Sagrada por precaución, quería evitar usarla contra él—. Juntos podemos...

—Ustedes no son asesinos...

—¿Y tú sí? —cuestionó nuevamente, dando otro paso. Tragó en seco, tenía que buscar una debilidad, eso le habían enseñado—. ¿Y qué será de Emmanuel?

Sebastián cerró los ojos. Su confidente había dado en el clavo. Sofía se había llevado una parte de su órgano vital mientras que su sobrino, al verlo llorar, gemir y sufrir, era algo insoportable. Él tenía la obligación de matar al asesino de su hermana mayor.

Tenía que ser un hombre. Era lo que le había enseñado su acaecido mejor amigo Ray Ferrel.

—¡No lo entiendes! —estalló con rabia, intentando alejarlos con la presencia que emanaba de su Regalo Divino. Detenerlos. No quería levantar su espada contra ellos, contra ella. Por su lado, Emma no se inmutaba ante el grito colérico de su pareja, necesitaba estar cerca de él. Sebastián cerró sus puños y las lágrimas comenzaron a brotar—. ¡La perdí! ¡Perdí a a la única mujer que le importaba en la vida! ¿Cómo no quieres que intente matar a Montserrat? ¡Eso acabaría con la guerra y las muertes! Yo... yo... no pude protegerla...

Arcángeles Ancestrales: Leyenda IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora