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Todo el mundo observó expectante lo que estaba sucediendo. Nadie, allí, podía describir con palabras lo que estaban viviendo, menos aún que aquello pudiera ser real. Pero lo estaba siendo, todos veían como Fallon se enfrentaba a los quemados con su verdadera transformación.
—¿Estas bien?— Stella sujetó a Fallon cuando está cayó al suelo.
—Sí.— Murmuró soñolienta, justamente cuando Bloom se acercaba a su mejor amiga.
—Ha sido increíble.— Sonrió la hada de fuego, haciendo que Aisha se las uniera.
—Las dos habéis hecho algo increíble.— Garantizo la hada de agua.
—Llevarlas a vuestro dormitorio, ambas necesitan descansar.— Dijo Dowling mientras intercambiaba una mirada con Silva de sorpresa.
Las cuatro chicas obedecieron la orden de la directora, y las llevaron hasta el dormitorio.
—No tenéis que hacerlo.— Afirmó Fallon, mientras Stella se sentaba a su lado.
—Habéis usado muchísima magia, debéis de descansar.— Afirmó Terra, que estaba al lado de Bloom.
—Todas nos merecemos descansar.— Afirmó Bloom, la cual estaba en su cama con Musa a su lado, mientras Aisha hablaba con los padres de Bloom. —Stella, ¿podrías dejarme tu anillo? Quiero ir a casa a... decirles la verdad a mis padres.— Admitió Bloom.
—¿Y si vamos todas juntas a darte apoyo y a evitar que otro quemado se le lleve?— Bromeó la hada de la luz, haciendo que Fallon recordará lo que sucedido aquella vez.
—Todas debemos de enfrentarnos a la realidad, Fallon.— Dijo Musa mientras la abrazaba.
—Bueno, la nueva realidad es que Bloom y yo tenemos alas.— Bromeó la morena.
—¿Cómo las de Campanilla?— Preguntó Terra emocionada.
—Oh, no. Son muchísimo más alucinantes las de ellas.— Garantizo Stella riendo.
Finalmente, la seis chicas habían dejado de lado sus diferencias y sus problemas personales y habían aprendido a vivir conjuntamente, como si nunca hubieran sucedido todos los problemas que habían llegado a suceder a lo largo de los meses. Pero, podían decir que se habían hecho amigas, y eso podía suponer que seis hadas, muy diferentes entre sí habían forjado una amistad todavía más poderosa de lo que la gente podría llegar a imaginar.
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Fallon se despertó de golpe, debido a las pesadillas que los gritos de las personas, que posteriormente habían sido transformados en quemados, habían generado durante el enfrentamiento. Por supuesto, Fallon sabía que les había matado, pero aquellas criaturas estaban más cerca de ser monstruos que personas, la humanidad les había abandonado hacia demasiado tiempo, y nadie podía salvarlos, ni tan siquiera ella.
