—— IT ALL STARTED WITH TWO GIRLS FROM THE FIRST WORLD ——
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El último día del curso era para Fallon aquella escapada que necesitaba, finalmente podía volver a casa o por lo menos regresar a aquel lugar al que necesitaba acudir. Desde la visita de sus padres, todo había mejorado, o por lo menos todos los pensamientos que la perseguían habían empezado a desaparecer. Finalmente podía dormir por las noches, con alguna que otra pesadilla, pero era feliz al poder descansar. También había vuelto a dibujar, afrontando el hecho de que tenía que ver aquello que la habían grabado en la frente. Hablar con su madre la había hecho sentir bien, como los primeros rayos de sol tras el frío invierno, y es que, sin duda, sabía que de alguna forma se había ayudado.
Su deber era proteger y ayudar a Bloom, y al ser el deseo de ella ser libre, de forma inconsciente ambas llamas habían hecho algo casi imposible. Pero aquello había sido para ayudarse, podía considerarse de forma mutua, pero todos sabían que de las dos, quien más necesitaba aquella ayuda había sido la morena.
—¡Estoy deseando volver a casa! —exclamó Bloom mientras se tiraba sobre su cama, dejando a un lado la maleta que ya había cerrado.
—Yo también, necesito un descanso de Alfea —admitió Fallon mientras seguía guardando algunas de sus cosas en la mochila.
—No hemos hablado de lo que pasó… —empezó a decir Bloom haciendo alusión a que ambas ya no estaban vinculadas.
—¿Sobre qué exactamente? Han pasado tantas cosas en los últimos días… —le recordó mientras centraba su atención en guardar su cuaderno de dibujo.
—Tus padres biológicos, no me has explicado cómo demonios aparecieron —recordó mientras bajaba la voz.
—Nuestros fuegos se volvieron a unir, como pasó con Rosalind. Solo que en vez de matarnos, les trajeron de vuelta. De hecho fue el vínculo quien lo hizo —le explicó mientras soltaba un suspiro y se sentaba en su cama para poder mirarla—. Cuando terminó el tema de Yelena, empecé a tener pesadillas... Con respecto a lo que me hicieron estando en éxtasis, una parte de mí aunque quería romper el vínculo tampoco quería separarse, por miedo a volver a aquel lugar… —reveló haciendo que Bloom la mirase preocupada, dándose cuenta de que aún no les había contado a ninguna de ellas nada de lo que sucedió.
—¿Qué es lo que te hicieron? Cuando Dowling te liberó… —La pelirroja no terminó la frase, pues a una parte de ella le aterraba recordar a su amiga de aquella forma.
—Digamos que no fueron muy amables, pero no tienes de qué preocuparte ya, Bloom. No volverán, sé que no lo harán. A ambas nos esperan dos hermosos portales que nos van a llevar de vuelta a casa y a un merecido descanso —sentenció mientras se levantaba y la obligaba a hacerlo, sabiendo que lo mejor para ella y para todas las personas que quería era que no supieran la verdad.