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Tras lo ocurrido con Yelena, la calma y la tranquilidad volvían a asentarse sobre Alfea y los rincones del Otro Mundo, pero aunque todo volviera a ser algo normal, para Fallon ya era demasiado tarde para que la normalidad regresará. Desde lo ocurrido sus horas de sueño se habían reducido, la mayor parte de las noches se despertaba debido a las pesadillas de lo que vivió en estasis, pero también por un dolor de culpabilidad que era incapaz de controlar, lo que hacía que la mayor parte del día se mostrará cansada y sin poder concentrarse. Los demás asumían que se debía a que todavía no había recuperado las energías que perdió a la hora de invocar la llama sagrada, por lo que les hacia ser ajenos a lo que verdad les ocultaba.
—Tierra llamando a Fallon.— La voz de Beatrix hizo que la aludida regresará a la realidad, haciendo que su hermana la mirase confundida, ya que estaba más distraída de lo que acostumbraba. —¿Estas bien?— Preguntó preocupada al ver que llevaba varios días desconectada del mundo.
—Sí, solo estaba pensando en otra cosa, perdon.— Mintió rápidamente mientras la dedicaba una pequeña y falsa sonrisa que Beatrix no llegó a creerse por completo.
—Te decía que no podré ir contigo al Primer Mundo hasta que no solucionemos todo esto, yo me quedare, pero tu irás al Primer Mundo, mereces descansar.— Explicó Beatrix haciendo que su hermana sonriera aliviada de que pudiera irse, ya que solo pensar en toda la burocracia que debían de hacer sus dolores de cabeza y su insomnio crecían. —Lo se, soy la mejor hermana del mundo, y como tal te aconsejo que vayas a descansar. Debes de recobrar todas las fuerzas, llamita.— La advirtió haciendo alusión a aquel apodo que la había puesto a lo largo de aquellos días que habían estado juntas.
—Lo se, rayito, pero primero tengo que aprenderme bien el ritual para que Bloom y yo podamos decir adiós a esta maldita unión.— La tranquilizó mientras sonreía al usar el apodo que la había puesto al mismo tiempo que la hada de aire la hacía una mueca de burla para a continuación despedirse de ella.
Fallon volvió a centrar su mirada en el cuaderno que estaba delante de ella, lo único que la había ayudado aquellos días a sobrellevar todo aquello había sido el poder dibujar, de alguna forma la permitía evadirse de la realidad, y el hecho de que en su memoria guardará un recuerdo tan nítido de sus padres la había permitido dibujarlos de diversas maneras, tal vez nunca pudiera volver a verlos, pero aquello la hacía sentir cerca de ellos, así como el hecho de saber que estaban en paz tranquilizaba el dolor que a veces sentía al ser consciente de que ellos sacrificaron sus vidas creyendo que una de sus hijas había muerto y que la otra jamás llegaría a saber la verdad, pero por suerte de ellos, ambas se habían vuelto a encontrar.
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Fallon camino por el patio de Alfea atrayendo la mirada de algunos estudiantes, algunos murmuraban sobre lo que habían visto, otros sobre lo que ella había hecho y otros la mirában con desprecio, ya que por culpa de ella Yelena se había hecho con el poder. En el fondo ella entendía aquellas miradas, y de alguna forma debía de haberse acostumbrado a ellas, pero en vez de ello, lentamente la estaban destruyendo. Ella jamás quiso causar más problemas, y aún así lo había hecho, se había vuelto a convertir en algo peligroso al que la gente temía.
